El fiscal general del Estado Eduardo Torres-Dulce ha decidido dimitir, alega motivos personales pero no es ningún secreto que el Gobierno estaba muy incómodo con un fiscal general que intentaba defender su autonomía de actuación frente a los intereses del Ejecutivo y del PP.
Las complicadas relaciones con el Gobierno desde que Torres-Dulce no quiso parar los papeles de Bárcenas no han hecho más que ir en aumento, y el último episodio ha sido la negativa del fiscal general a ajustarse a los tiempos que deseaba el Gobierno para presentar la querella contra Artur Mas.
Ojala que la nueva fiscal Consuelo Madrigal no haga bueno a Torres-Dulce.
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