Quien no ha pedido ayuda a alguna mujer, para encontrar algo que misteriosamente ha cambiado de sitio. Quien no ha quedado atónito cuando ella encuentra al momento la pieza que no veíamos. Quien no ha oído a continuación lo de que si estas ciego, que si pareces tonto, que si eres un comodón, que si tú madre te lo ponía todo en bandeja y te mal acostumbró, etc. etc. .
La explicación de este fenómeno hemos de buscarla en nuestra memoria histórica, en arraigados procesos cerebrales. Se empezó a incorporar al genoma de nuestro antepasado el Homo sapiens neanderthalis, entre 230.000 y 28.000 años atrás, en el Pleistoceno medio y superior.
Ellos, cazadores que ojeaban constantemente el horizonte en busca de presas, desarrollaron una visión centrada en la lejanía y no en los objetos cercanos, acostumbrando a su cerebro a procesar imágenes distantes, esta particularidad, como tantas otras, quedo incorporada al mapa genético, a su memoria de especie.
Ellas, no cazaban, desarrollaron su mayor actividad en espacios cerrados y adaptaron perfectamente su capacidad visual al entorno inmediato.
Por este motivo, instintivamente el cerebro femenino procesa de manera mas rápida y certera la información visual cercana, todo lo contrario del cerebro masculino que se comporta como una lente adaptada a las largas distancias, no percatándose de lo próximo.
«Se non è vero, è ben trovato» o lo que es lo mismo «If it’s not true, it’s a good story».
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También en esos tiempos lejanos de las cavernas se forjó en los hombres nuestra dificultad para expresarnos oralmente, todos sabemos que hablamos mucho menos que las mujeres. Y esto es debido a que en aquel entonces mientras el hombre debía salir a la jungla, con una lanza, y en solitario durante horas esperar a la presa para llevar el sustento, la mujer se quedaba en la cueva y aprovechaba para fomentar las relaciones sociales. De aquí que nos hayamos quedado un pelín autistas y ellas muy dicharacheras.
Siento decirte que es incorrecto. Lo mires por donde lo mires. En primer lugar, el neanderthal no es nuestro antepasado, sino nuestro «primo». No existe tal «memoria histórica», y por supuesto, los conocimientos no se incorporan a nuestro cerebro ni a nuestro «mapa genético» al más puro estilo lamarckiano. Simplificas totalmente el tema del reparto de tareas. Asumes que los hombres cazan y las mujeres se quedan en el espacio cerrado. Como si los hombres no hubieran participado en tareas en espacios cerrados, o las mujeres no hubieran salido a espacios abiertos. Y asumes que las diferencias actuales son genéticas, olvidando el componente educacional o cultural. Aunque haya algo de cierto en todo ello, la explicación es totalmente incorrecta. Sería una historia más bella si fuera contada con la ortodoxia científica que merece.
10 tu has follao ultimamente???
El artículo, tal y como apuntan Nimox en el comentario anterior, es totalmente erróneo. Según los últimos estudios, no tenemos nada del genoma de los neandertales. Probablemente las diferencias sean hormonales y culturales, pero solo se debe tomar como «probablemente».
Un saludo.
Respuesta incorrecta, los hombres no encontramos las cosas, porque las mujeres las cambian de lugar!!!
Básicamente me parece que es una cuestión social y de vestigios de machismo. No nos preocupamos de lo cotidiano en el hogar. Siempre tenemos nuestra mente puesta en problemas más importantes, quizás por eso hemos perdido nuestra ubicación en el mapa del hogar en donde las mujeres si han progresado históricamente. Ellas si saben donde están las cosas (de la casa), están programadas para aquello, pero en ambientes más abiertos (como calles y carreteras) suelen perderse o «desubicarse», como por ejemplo cuando estacionan un vehículo o cuando manejan ocupando 2 carriles a la vez.
Por eso tenémos la capacidad de ficharnos a todas las minas al toque 😉
Hmm, si concuerdo con Nimox.
Quienes aseguran que se trata de una cuestión cultural refutan desde la mera opinión, pero a diferencia del artículo no dan ningún argumento ni se basan en ningún tipo de evidencia.