“Soy jubilado. No puedo vivir en estas condiciones. Me niego a buscar comida en la basura. Por eso he decidido poner fin a mi vida”, decía el mensaje que llevaba en un bolsillo. Dimitris Christoulas, de 77 años, un farmacéutico retirado al que se le comían las deudas, se pegó un tiro en la sien y murió a escasos metros del Parlamento poco antes de las nueve de la mañana de este miércoles, en plena hora punta en el kilómetro cero ateniense. Fue un suicidio público que ha desatado una ola de cólera, dolor y reconocimiento: un final por el que cada vez más ciudadanos optan en una Grecia asfixiada por los recortes
La nota del suicida hace responsable al Gobierno de “aniquilar cualquier esperanza de supervivencia” con sus medidas de ajuste. En la misiva, el pensionista escribe: «Creo que los jóvenes sin futuro algún día cogerán las armas y en la plaza Sintagma [de Atenas, la misma donde terminó con su vida] colgarán a los que traicionaron a la nación, como hicieron los italianos con Mussolini en 1945».
El presidente de la unión de farmacéuticos abundó en la nota de suicidio del jubilado: «Hay un instigador moral en esta muerte, el Gobierno ha llevado a la gente a esta desesperación». Desde comienzos de 2010, los jubilados han visto recortadas sus pensiones de media un 15%; las superiores a 1.200 euros han sufrido una rebaja adicional del 20%.
Tras lamentar la inconsistencia de su retiro (por el que he cotizado durante 35 años), el suicida concluía su nota: «Dado que no tengo una edad que me permita responder activamente, aunque sería el primero en seguir a alguien que tomase un Kalashnikov, no encuentro otro modo de reaccionar que poner un fin decente a mi vida, antes de tener que comenzar a rebuscar en la basura para encontrar comida».
Este es el futuro que nos espera. Los mercados, la crisis , los recortes o como se le quiera llamar, se están cobrando muchas victimas, no olvidemos toda la gente que muere por la falta de recursos de la sanidad publica. Las bajas son todas del mismo bando. Haciendo uso de su derecho a elegir un jubilado se ha quitado la vida. Respetemos su decisión, otros tal vez pensemos que seria más justo que los muertos fueran «los mercados».
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