Existe lo que se llama la actitud durante la tormenta. Cuando uno es sorprendido por una repentina tormenta, se puede o bien correr lo más aprisa posible o bien colocarse rápidamente bajo los aleros de las casas que bordean el camino.
De todos modos nos mojaremos. Si uno ya estuviera preparado mentalmente a la idea de estar mojado, se estaría a fin de cuentas muy poco contrariado con la llegada de la lluvia. Se puede aplicar este principio con provecho en todas las situaciones.
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Cada año aplico este principio cuando llega el calor (que lo sufro mucho) unos años me da buen resultado, la mayor parte de las temporadas de verano no.
Lo aplico a la mania que le tengo a las verrugas. Cuando estoy quince o más dias sin acordarme de la ultima que me descubro disminuye de tamaño y a veces desaparece. Pero quien tiene cojones a estar quince o más dias sin acordarse de ellas.
Atte. MSA