Esto ocurre aquí y en cualquiera de las llamadas grandes democracias. Mientras en los países totalitarios el pueblo es un esclavo sin voz ni voto, en los democráticos es un paralítico con la ilusión de la libertad al que las pandillas financieras usurpan la voluntad hablando de sus mandatos.
Arturo Martín Jauretche ( 1901 – 1974)
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