A nuestro director alemán preferido, Roland Emmerich, siempre le ha ido la marcha. Sus peliculas anteriores ya nos ponían sobre aviso. Roland, necesita destruir todo lo que pueda y más.
Es como ese niño que construye una ciudad de bloques de madera y se lo pasa bomba provocando la destrucción mientras los heroes de turno intentan escapar. A veces el causante es Godzilla, otras el cambio climático, o tal vez unos extraterrestres vacilones, pero lo importante es destruirlo todo.
Esta vez, lo ha hecho a lo grande, en una pelicula electrizante que no te deja despegar los ojos de la pantalla. ¿Os acordais de aquellas peliculas de catástrofes de los 70’s y 80’s? esta és mucho mejor.
Puestos a destruir, destruyamos el mundo entero. No dejemos títere con cabeza. La destrucción alcanza cotas bíblicas y nunca mejor dicho. Al final, ya lo vereis.
Disfrutamos de la pelicula un sábado por la tarde, con el cine lleno a rebosar como hacía tiempo que no veía. Una sesion de aquellas en la que la gente aplaude y se lo pasa bién. ¿Jeje, que hay mejor, que ver el fín de nuestro mundo?
El film esta rodado directamente en formato digital y los efectos especiales, unidos a un ritmo trepidante son lo mejor de toda la cinta. No se os ocurra bajarosla del emule y verla a esas resoluciones tan cutres. Seria un asesinato para la alta definición. No os la perdais. Es la pelicula perfecta para ver estas navidades con la familia.
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