Ya ha llegado a Barcelona el temporal de frío y nieve que nos venían anunciando. El colapso de Barcelona es total y aunque se aconsejó evitar todo tipo de desplazamientos, algunos son inevitables.
Ahora muchas personas están en autopistas y estaciones de trenes sin poder regresar a casa. Cualquiera de estas personas creerá que está en el derecho de pedir responsabilidades a la Administración, pero las consecuencias de estos fenómenos meteorológicos anormales son imposibles de prever y minimizar.
Cuando la rutina desaparece y percibimos ligeramente el caos, nuestra sociedad acostumbrada a una vida sobreprotegida, estructurada y casi sin necesidad de pensar, vislumbra solo fugazmente la situación permanente de la mayor parte del mundo.
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