Al diseñar nuestro viaje a Myanmar, escogimos la opción de volar con Singapore Airlines, una buena compañía aérea con vuelos directos Barcelona – Singapore, así acabamos nuestro viaje pasando unos días de descanso en Singapur.
Estuvimos cinco días, tiempo suficiente para conocer sus puntos de interés y nos sobro tiempo para pasear, comprar y haraganear sentados en una terraza.
Singapur es una floreciente isla-ciudad-estado, antigua colonia inglesa, habitada por unos 4,8 millones de habitantes, se ha convertido en uno de los gigantes económicos de Asia y hoy en día es uno de los países más prósperos del mundo, siendo una curiosa mezcla de las culturas china, india y malaya. También existe una parte de la población de origen árabe.
En las abarrotadas calles de Chinatown, los adivinos y los adoradores de templos siguen formando parte de la vida cotidiana. En Little India es posible comprar los mejores materiales para confeccionar saris, especias recién molidas o el retrato de algún dios hindú. En las pequeñas tiendas de Arab Street se oye el grito del imán procedente de la cercana Mezquita del Sultán.
En Singapur ya no encontraremos los fumaderos de opio ni las embarcaciones recolectoras de perlas, sin embargo, aún es posible evocar la época colonial tomando un Singapore Sling bajo los lánguidos ventiladores instalados en el techo del hotel Raffles. Esta combinación de modernidad occidental y un rico pasado oriental y colonial convierte a Singapur en un atractivo destino asiático.
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