Casablanca. Morocco 2017.

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Enero da para mucho y un viaje a Casablanca es una ocasión especial para disfrutar de un buen hotel y un par de cenas en los lugares mas típicos de la ciudad. Por supuesto, estuvimos trabajando duro y nos merecimos una tarde de asueto buscando una medina que nunca encontramos. En su lugar visitamos una mezquita, paseamos por calles donde encontramos el tipismo de talleres anclados en tiempos pasados y donde tomamos te en la típica tienda de alfombras, entre otras cosas.

Lo especial fue visitar el café de Rick, donde esperábamos encontrarnos con la magia de la película Casablanca. No estaban Rick, ni Sam ni cantamos la marsellesa, pero el lugar rezuma encanto y calidad gastronómica. Probamos y degustamos las mejores especialidades y sin duda el local se merece que lo visiteis, en lugar de cualquiera de los tugurios a los que los guias locales os quieran llevar. Cenamos de maravilla por un precio muy asequible para un europeo.

Las fotos fueron casi robadas en las pocas horas que pasamos allí. Espero que reflejen un país y una ciudad de cuatro millones de habitantes que crece a un ritmo sin igual y donde los negocios con las cercanas metrópolis, proliferan.

Aeropuerto de Moscu. Diciembre 2016. Vodka y Matrioskas.

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Esa semana venia de Perm. A dos horas de vuelo al este de Moscú. Había ido por trabajo, pero no podía irme sin gozar de la experiencia Rusa completa. El vodka forma parte importante de su cultura y a menos 20º centígrados, ni te enteras del numero de chupitos que llevas. Pero no lo toman solo. Lo acompañan con un pescado marinado que le da cien vueltas al mejor sushi. Por eso se puede decir que esta gente controla bastante. Si se equivocan a esta temperatura, no hay solución.

Llegue al aeropuerto moscovita durmiendo unas cuatro horas en total y sin ninguna resaca. El alcohol se evaporó en los cinco minutos de vuelta al hotel. Tenia una misión que cumplir relacionada con unas matrioskas. Al final lo consegui y pude volver satisfecho de mi viaje. Y de regalo unas fotillos preciosas con la Sony RX100-IV. Un lujazo de cámara que me acompaña a todas partes. Modo automático. Aunque hace de todo, los controles me aburren y no son comparables a los de la Ricoh GR… Nadie es perfecto. La subo a toda la resolución de 5472 x 3648 pixels. Si os la bajáis, hacedle un zoom y leeros las lejanas matriculas. Flipante.

Sort. Escapada al Pallars Sobirá. Cuatro días.

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En estos días de Agosto, decidimos visitar el Pallars Sobirá y subir a los lagos de Sant Maurici. Era una escapada demorada desde que teníamos veinte años. Ya entonces, sabíamos que debíamos acudir a la llamada de un paraje sin igual. Todo lo que éramos, tenia un reflejo en aquel lago y subir allí, era uno de los hitos que debíamos conseguir.

Por desgracia, mi colega no lo consiguió, traspasando prematuramente hace unos años ya. Pero en mi interior, sabia que tenia una deuda con él, que solo pagaría realizando esta escapada primigenia. Este reto de juventud. En su honor nos reencontramos con nuestros sueños, en la inmensidad del paisaje de Aiguestortes.

En estos últimos años, el rafting se ha convertido en uno de los motores económicos de la comarca, y nuestra intención era probarlo. Para ello, contratamos los servicios de La rafting Company que no nos defraudó. Disfrutamos de un descenso de dos horas,  lleno de emociones, desde Llavorsi a Sort, por las aguas del Noguera Pallaresa de la mano de nuestro gran monitor Abraham.

Como decíamos, uno de los días lo dedicamos a subir a Espot y coger los 4×4 que te llevan al parque de Aiguestortes. En nuestro caso, subimos directamente al lago de Ratera y visitamos el mirador, para a continuación bajar por el camino de la cascada de Ratera hasta llegar al lago de Sant Maurici, unas horas después. De vuelta en Espot, comimos en La Llupia. De diez.

Los días se nos fueron, visitando la ermita de Arboló, desde Gerri de la Sal. O disfrutando de la tormenta en Sort o saboreando una opípara cena en El Fogony, restaurante de una estrella Michelin, donde sus propietarios nos deleitaron con una experiencia culinaria basada en un magnifico menú Km. 0. A destacar el exquisito trato, las explicaciones, el mimo con el que nos agasajaron.

Fueron días que permanecerán en nuestra memoria. Escapad del bochorno de la ciudad y sentid la llamada de las montañas. No hace falta alejarse mucho para disfrutar de una comarca tocada por la mano de los Dioses. No os perdáis estas experiencias a poco que podáis.

Noruega. De Stavanger a Oslo. Cuatro días.

En principio, todo el viaje podría haber empezado en Bergen, pero en mi caso, me incorporé en Stavanger. Me desperté a las 5:00 de la mañana para tomar con tiempo un vuelo con escala, mi destino final a Stavanger estaba planificado para las 16:00. Sin embargo llegué mas tarde, casi de noche, la compañia SAS había faltado a la puntualidad nórdica y mi llegada se atrasó hasta el atardecer. Apenas dados unos  pocos pasos en suelo noruego me encontré con un esperado percance. Parece ser que la policía fronteriza destinada en el aeropuerto de Stavanger considera como un hecho sospechoso la llegada de un solo pasajero de pasaporte español en un vuelo local entre Copenhagen y su querida pequeña ciudad.

Me tomaron como un forastero melenudo con aspecto de portar problemas, una especie de Rambo trotamundos. No acabé acorralado en una montaña, no presenté batalla ni trinchera, únicamente fui víctima de una búsqueda minuciosa de posibles males en mi equipaje, así como de un interrogatorio improvisado y bastante incómodo. No estando el agente contento con su corta ración de trabajo diario, quiso acabar  de  hacerme pasar por un delincuente acompañándome  hasta la salida, para comprobar, por sí mismo, si me estaban esperando. Al presentar un grupo de personas como mis allegados, el policía no dudo en preguntar al único individuo de aspecto escandinavo si mi historia era cierta. Tras su confirmación, el agente reculó y dio por terminada su productiva jornada laboral nórdica. Me pregunto que hubiera pasado si mis compañeros  hubiesen aparecido tarde, quizá habría pasado la noche en un húmedo calabozo, a la espera de una ducha y un afeitado para estar presentable en un juicio rápido.

Pasada mi primera experiencia en territorio noruego, me dirigí junto a mi grupo a la ciudad. Antes de dar por terminado el día, decidimos ir al puerto, donde comimos una grasienta hamburguesa y contemplamos la magnificencia del populacho noruego emborrachándose. Era uno de los pocos días del año con buen tiempo así que debían aprovechar. Después de cruzar miradas con un prominente personaje ebrio y ser probablemente insultado por este, no estoy seguro, no hablo el idioma; llegamos al hotel. La habitación era grande, se trataba de lo mejor que me había pasado en el país.

Al día siguiente me levanté con fuerzas, olvidé mis encontronazos y me reuní con mi grupo en el comedor. Tomamos un desayuno consistente y nos preparamos para marchar hacia el duro ecosistema escandinavo, para descubrir sus bosques y acantilados, para dormir en los profundos valles costeros y conocer  la esencia de la aventura noruega.

Subímos al 4×4 y nos dirigimos otra vez al puerto, esta vez para tomar  una barcaza flotante al estilo lancha de desembarco. Abandonamos Stavanger y tras una cautivadora travesía abordamos la siguiente orilla, desde donde partimos hacia el interior por carreteras bastante solitarias. El viaje nos llevó unas cuantas horas y al mediodía alcanzamos  nuestro destino. El puerto de salida del  ferry que nos transporta  hasta los adentros del fiordo noruego. Después de estar posado en la cubierta del barco con la cámara en mano, puedo afirmar lo precioso y único que es el paisaje. Las descomunales paredes de piedra me mantienen inmerso en un estado de incredulidad durante todo el trayecto.

Llegamos a nuestro destino y caminamos hasta donde será nuestra morada los próximos dos días. Una casa situada en la profundidad omnisciente de la nada, en la ladera de la montaña; a un kilómetro por referencia visual  y a cuatro de carretera de un pueblo nacido en el valle, frecuentado por practicantes del salto base, obreros de construcción encargados de ampliar una central eléctrica cercana y unos pocos lugareños comprometidos al limitado negocio turístico.

Pasamos dos días, un pequeño espacio de tiempo que me permite experimentar una enorme cantidad de experiencias gratificantes. Podría pasarme días citando la espectacularidad de la ascensión por las montañas noruegas, la dificultad de sus múltiples caminos, la  diversión y adrenalina, y el aporte constante de belleza exuberante.

El ultimo día visitamos Oslo, tierra de Teslas y barcos vikingos. finalizamos un viaje de puro contacto con la naturaleza salvaje y espectacular de la región que, al menos durante estos pocos días, lucia soleada y con una temperatura muy agradable.

Realizamos miles de fotos con la Sony RX-100 IV en modo automático. La selección ha representado un esfuerzo notable, rebuscando las mejores tomas que os puedan dar una idea real del paisaje de una Noruega que nunca olvidaré. Espero que os gusten.

Mallorca 2014. Paseo por Palma, un domingo cualquiera.

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Un día cualquiera del verano de 2014 que resolvimos con esta y otras muchas fotos de la isla de Mallorca. En concreto, esta la tomamos en Palma, cerquita del centro histórico. El retocado es de hoy.

La tienda de antigüedades se reconvirtió en restaurante de tapas. Hay que reciclarse. Ya sabéis… La vida consiste en inventarse a uno mismo. No en descubrir quien cojones eres. !!

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