No he podido resistir la tentación de reproducir un fragmento del articulo de Javier Marías aparecido en el El País Semanal el pasado 31.10.2010,como siempre, su comentario es certero e inteligente. Recomiendo leerlo íntegramente.
Cosas de la crisis que no entiendo
A) Por lo que veo, no son pocas las empresas que, a cuenta de la crisis, han reducido su personal al mínimo. Un solo individuo se encarga de todos los repartos de una mensajería. En un supermercado una sola mujer atiende el puesto de charcutería y hay una sola cajera, aunque existan varias cajas. Los clientes, sin embargo, son los mismos de siempre; el nivel de envíos y de ventas no ha bajado. Los empresarios han encontrado un pretexto para adelgazar sus plantillas y hacer trabajar más, mucho más, a los escasos empleados que conservan, que se pasan el día echando el bofe y aguantando las iras de los clientes, los cuales se ven obligados a hacer largas colas y a perder una hora en lo que antes los ocupaba quince minutos. Es evidente que hacen falta más trabajadores, pero los dueños de estos negocios han decidido sobreexplotar y aterrorizar a los contados supervivientes y así incrementar sus ganancias. Les trae sin cuidado que éstos se deslomen innecesariamente (lo cual es una larga tradición del empresariado español, salvo excepciones), pero también que su clientela esté mal atendida. ¿Cómo va a bajar el paro si no se contrata a gente, allí donde no sólo no sobra, sino que es precisa? Los empresarios suelen aducir que ellos han de ser los más protegidos, porque crean riqueza y puestos de trabajo. En estos momentos, y en demasiados casos, esto ha pasado a ser una falacia. Sólo crean riqueza para sí mismos: lo único a que no están dispuestos es a ver menguar sus beneficios. Que los vean disminuidos los otros, los empleados, los parados y los clientes.
Pingback: Bitacoras.com
Y todos los empleados , a deslomarnos corriendo, y a callar… que la puerta es muy grande.