El artista barcelonés Antoni Tàpies ha muerto esta tarde en Barcelona a la edad de 88 años, uno de los principales exponentes a nivel mundial del informalismo, está considerado como uno de los más destacados artistas españoles del siglo XX. La obra del artista catalán goza de un centro de estudio y conservación en la Fundación Antoni Tàpies de Barcelona.
De formación autodidacta, Tàpies consiguió aquello que tanto ansían los artistas de cualquier disciplina, crear un estilo propio. Tapies lo consiguió dentro del arte de vanguardia del siglo XX, en el que se combinaba la tradición y la innovación dentro de un estilo abstracto y lleno de simbolismo. Tapies quiso destacar el marcado sentido espiritual de su obra, donde el soporte material ganaba relevancia para significar un profundo análisis de la condición humana.
Siempre fue sensible a los acontecimientos políticos y sociales del momento: a finales de los 60 y principios de los 70 intensificó su oposición a la dictadura franquista, y su obra cogió tintes de protesta contra el régimen y ensalzamiento de la catalanidad, con palabras y signos en lienzos como ‘El espíritu catalán’ (1971), ‘Pintura románica con barretina’ (1971) y ‘Sardana’ (1971).
Fue encarcelado por asistir a una asamblea clandestina en el Monasterio de Montserrat para protestar por el Proceso de Burgos.
Su gran aportación se vio premiada con casi medio centenar de galardones; entre ellos, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes(1990), la Medalla d’Or de la Generalitat (1983), la Picasso de la Unesco (1993), el Premio Nacional de Artes Plásticas de la Generalitat (1995), el Velázquez de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura (2003) y el Praemium Imperiale de la Asociación Artística de Japón.
En 1992 se suscitó una fuerte polémica por el proyecto encargado por el Ayuntamiento de Barcelona para decorar la sala oval del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC ). Tàpies proyectó una escultura en forma de calcetín, de 18 metros de altura, con la significación, según él, de “un humilde calcetín en cuyo interior se propone la meditación y con el que quiero representar la importancia en el orden cósmico de las cosas pequeñas”. Sin embargo, debido al rechazo popular al proyecto y a la oposición de la Generalitat de Catalunya, la obra finalmente no se llevó a término. Años más tarde el artista retomó el proyecto y construyó su obra en la terraza de la Fundación Antoni Tàpies, como principal obra representativa de la Fundación tras su reapertura en 2010. Pese a todo, no se construyó el proyecto original de 18 metros, sino una versión reducida de 2,75 metros.
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