“Penny, Penny, Penny”. Así es como Sheldon Cooper –el famoso físico teórico de la serie Big Bang Theory que rige su vida con una programación excesiva de hábitos y horarios– llama a la puerta de su vecina. Tres veces: ni una más, ni una menos.
Esta podría ser una de las muchas rutinas que debe llevar a cabo una persona con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), que afecta a aproximadamente al 2% de la población general. Pero no todas son tan llevaderas, algunos de los pacientes ven trastocada completamente su vida a causa del trastorno.
“Aunque en la población general es normal tener algún pensamiento similar a los de los pacientes con TOC, en estos últimos la frecuencia y el malestar que generan conduce a un deterioro significativo del funcionalismo del paciente, con grave repercusión social, familiar y laboral”, explica a SINC María del Pino Alonso Ortega, miembro del Centro de Investigación en Red de Salud Mental (CIBERSAM) del Instituto de Salud Carlos III.
Suele ir acompañado de graves limitaciones en la calidad de vida, consecuencia de la evitación de situaciones y el consumo de tiempo en los comportamientos rituales, como lavarse las manos, repetir palabras o caminar por un determinado lado de la acera. Se calcula que en el mundo más de 100 millones de personas sufren este trastorno, más que el número de pacientes diagnosticados de anorexia, esquizofrenia o trastorno bipolar.
De hecho, el TOC está reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la décima causa médica más frecuente de deterioro personal. A pesar de ello, en la actualidad no se conoce una causa específica para su desarrollo.
Quizá personajes como el entrañable Sheldon de Big Bang Theory, con su extraordinaria preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, logren acercar más este trastorno a la sociedad y disminuir con ello el encubrimiento de su gravedad.
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