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Después de larga ausencia, volvimos a la cabalgata de Sant Medir. Los motivos siempre fueron los mismos, reencontrarnos con nuestro pasado y disfrutar de la fuerza telúrica de las collas de Sant Medir, de la locura de los caramelos, de los tambores y de la música de las bandas, de los caballos que recorren la calle Mayor de Grácia cuando ya se ha puesto el sol en el mejor barrio del mundo….
La ex-Vila de Gracia, se reivindica cada año con esta fiesta señalada que despierta al barrio de su letargo. Es hora de reclamar la atención de las collas y recibir sus regalos en forma de caramelos. No hay niño ni anciano que se resista. Es una liturgia poco conocida en Barcelona, solo unos pocos están al tanto y ello convierte la cabalgata en un asunto vecinal, rebosante de tradición y mito.
El botín en forma de caramelos, recorrerá y se repartirá por los iniciados en oficinas, trabajos, tiendas y talleres mas allá de su santo origen. La dulzura invadirá la ciudad en los próximos días.
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