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Después de ver Westworld y las seis temporadas seguidas de juego de tronos en un mes, parecía que el arrebato tocaba a su fin. Pero no. Realmente, la gracia esta en ver series en grandes dosis. Un capitulo es nada. Cuando puedes ver tres o cuatro seguidos es cuando realmente te sumerges en otro plano subyugante donde todo lo demás se difumina y solo unos personajes te transportan a otra dimensión.
Ya os digo, Westworld es muy buena, realmente buena. Pero Juego de Tronos es mayúscula. No se puede describir como la quinta y sexta temporadas se convierten en una experiencia de un sabor inconmensurable. Llegando a las ultimas temporadas, se impone verlo todo en ingles y con subtítulos. Es un ejercicio liberador. Solo en España y en algún extraño país más, se dobla todo. Ver a Hodor en ingles tiene sentido. En cualquier otro idioma es una chapuza.
Y después de ver los dos últimos capítulos de Game of Trons el vacio se impone y una desazón, un mono total sin remisión nos atenazó unos días. Pero nos dieron la pista adecuada. Y descubrimos True detective. Protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson que realizan los papeles de sus vidas. Si os gusto Mattew en interestelar, esto es mejor incluso. Y aparece Luisiana y es como un jodido universo paralelo, muy creíble y cercano, incrustado en los Estados Unidos de la América mas profunda. Como una selva de terror y muerte donde la angustia os atenazara capitulo tras capitulo.
Gran invento esto del HBO. Vale su peso en oro. Espero que no se acabe pronto.