Han estado en las gradas del Verizión Center, animando a los Bulls de Chicago, en el partido de baloncesto que perdieron contra los Wizards de Washington.
También han visitado el Kennedy Center, para ver a la compañía de danza de Alvin Ailey, con sus hijas Malia y Sasha.
Tampoco se olvidan de comer, la pareja presidencial ha cenado a lo grande en Equinos, Bobby Van’s Steakhouse y Georgia Brown’s, y en ambientes más populares han comido en Ben’s Chili Bowl y Five Guys Burgers and Fries.
Han asistido a reuniones de padres y profesores, a actos deportivos escolares y visitado comunidades obreras a las que nunca se había acercado un presidente. Estas actividades no sorprenden a los amigos de la familia Obama, el matrimonio es gente de ciudad y se siente cómodo en el paisaje urbano.
Los Obama no quieren que su vida se limite exclusivamente a la Casa Blanca, esto representa un cambio radical respecto a anteriores presidentes, tampoco quieren limitarse a los ambientes prósperos, predominantemente blancos, de Washington.
«Aprendimos que uno tiene que conocer la comunidad en la que vive, y tiene que formar parte de esa comunidad» comentaba Michelle Obama en una visita a Mary’s Center, un centro de salud en un barrio hispano.
Este nuevo comportamiento de un presidente de los E.E.U.U., -aunque peligroso- es bueno para todos. Obama conoce así de primera mano los problemas reales de la gente y esta percibe la proximidad del presidente.
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