Todos hemos tenido un jefe tóxico. Sus orígenes se caracterizan por haber medrado gracias a su falta de escrúpulos y a un estilo de dirigir basado en la tiranía. Siempre se comportan con sus jefes como serviles aduladores y se nutren del trabajo de sus equipos para aparecer como las estrellas en el firmamento de la organización.
Permanecerán y prosperarán en la medida en que cumplen una función específica para su inmediato superior. Ellos son los únicos capaces y creen pertenecer a una clase superior. Para ellos, sus subordinados son meros galeotes infames, solo válidos para ocupar un lugar facilmente prescindible.
Su afán de control en el grupo llega a lo malsano y cualquier oportunidad les és propicia para marcar su terreno y menoscabar la moral de las personas. Para robarles su dignidad.
Ejercen un ferreo control emocional que se extenderá por todos los aspectos de la relación profesional, y utilizarán cualquier ocasión para menospreciar a su gente. Si les dan la oportunidad, cualquier diferencia de criterio será suficiente para que puedan practicar su egomanía.
Su estrategia se basa, por una parte, en mantener al grupo atemorizado y por otra, en no permitir a nadie crecer ni desarrollarse, dado que, en su forma de pensar, no son lo suficientemente válidos para ello. Con ello encubren a sus ojos su propia incapacidad e impiden que nadie les pueda hacer sombra en su carrera.
Las personas a su cargo viven como zombies, sufriendo y padeciendo día a día, minuto a minuto. Nunca, nada de lo que hagan sus empleados aportará un mejor ambiente al equipo, nunca se sentirán lo suficientemente seguros y confiados en su entorno para aprender algo nuevo, para crecer y desarrollarse. Su vida laboral se convertirá en una carga dificilmente soportable.
Los jefes tóxicos usan la empatía para descubrir cuales pueden ser las debilidades de las personas a su cargo y cuando conocen las claves, no soltarán a su presa hasta su completa alienación. Manejan a su equipo como si de una panda de marionetas se tratase y pretenden controlar sus emociones, imponer sus reglas y roles, en definitiva mantener su status como macho Alpha.
Pero ademas tienen otras caracteristicas que son al final, su Moby Dick particular. Un Ego hiperdesarrollado les lleva a querer imponer siempre su opinión o criterio. En cualquier momento y situación, discutirán hasta la extenuación cualquier argumento por simple y futil que sea. Su relación con otras personas, al final, se limita a una eterna discusión. Esto hace que poco a poco se vayan apartando en la organización, convertidos en los energúmenos a los que siempre hay que dar la razón, conocidos por todos, temidos y respetados pero aislados al fín.
Carecen de la imaginación e inteligencia necesarias para entender diferentes dinamicas de grupo o formas diferentes de comunicación. Dificilmente podrán trabajar con otras personas de su nivel y se adaptan mal en equipos a los que no pueden tiranizar. No son capaces de aprender nada nuevo, por lo cual acaban convirtiendose en viejos dinosaurios anclados en su pasado. Para ellos, en su obsesión paranoide, todo el mundo es inferior y solo ellos estan en posesión de la verdad. Se convierten en un tapón de cualquier atísbo de creatividad e innovación dentro de la empresa.
A partir de una cierta edad, su incapacidad para aceptar y liderar los cambios, se hará evidente. Prosperarán hasta que lleguen a su máximo nivel de incompetencia y llegados allí, sus estrategias despóticas ya no les servirán para nada. Se habrán convertido en un problema para la organización que se deshará de ellos a la menor oportunidad.
Estrategias de supervivencia:
Observa a tu jefe y reconoce las pautas. Si descubres estos comportamientos en él debes decidir si te quedas o te vas. Si estas en la órbita de uno de estos especímenes, has de saber que no va a cambiar y que trabajar para él se puede convertir en una mala experiencia. Si tienes la oportunidad, cambia de trabajo.
No permitas que menoscabe tu autoestima. Lo intentará constantemente, pero no debes permitir que sus emociones tóxicas te influyan. Conserva tu integridad y podras soportar convivir con él. Usa tu cara de poker.
No discutas con él. Se alimenta de la confrontación y al final, estas discusiones te roban energías. Dale siempre la razón, aunque no la tenga. Di que sí, a todos sus argumentos, planes y propuestas por irrealizables que te puedan parecer. A continuación haz las cosas segun tu criterio. No notará la diferencia.
No te impliques excesivamente. No te conviertas en su aliado fiel. No seas su cómplice y mantente al margen. Realiza tu trabajo con la mejor profesionalidad.
Apoya al equipo. No todos podrán resistir la situación y habrá bajas. Necesitarán de tu apoyo constante.
Establece nuevas alianzas con otras personas de la organización. Construye relaciones basadas en el respeto y el trabajo en equipo.
Utilízalo según tus intereses. Aprende de sus maneras y descubre en lo que jamás debes convertirte.
Para finalizar os diré que si perseverais, conseguireis sobrevivír a los jefes tóxicos. Tened en cuenta que no hay mayor verdad que aquel refrán que díce que a todos los cerdos les llega su San Martín.
Si por el contrario, os habeis reconocido en este post, si habeis descubierto que vos sois uno de estos energúmenos, espero que mediteis al respecto y decidais finalmente redimiros contribuyendo a mejorar este mundo, cometiendo un bonito suicídio. 😉