El pasado mes de Agosto Standard & Poor’s dio su máxima calificación (AAA) a un bono hipotecario llamado Springleaf Mortgage Loan Trust 2011-1, compuesto en un 59% por créditos hipotecarios de alto riesgo, concedidos a ciudadanos de dudosa solvencia. Son los mismos bonos que Standard & Poor’s considero seguros y que provocaron 2 billones de dólares en pérdidas para las mayores instituciones financieras del mundo y el colapso de Lehman Brothers Holdings hace tres años.
El mismo mes de Agosto, Standard & Poor’s desafió al gobierno de Obama rebajando la calificación de la deuda de EE.UU. desde (AAA) a (AA+), consideraba de esta forma que unas hipotecas subprime eran más seguras que la mayor potencia económica del mundo.
Según datos de la agencia Bloomberg, existen en EE.UU. más de 14.000 bonos crediticios respaldados por toda clase de activos, desde casas y centros comerciales hasta préstamos automovilísticos, con la calificación (AAA) de S&P. Solo este año, S&P ha otorgado su máximo rating crediticio a más de 36.000 millones de dólares en activos hipotecarios, reunidos en bonos de distinto riesgo y por los que la agencia ha recibido una cuota por otorgar la puntuación crediticia.
Después de estallar la crisis de las hipotecas basura, S&P reconoció haber cometido errores al calificar productos de alto riesgo como una inversión segura. Su negocio de calificaciones crediticias les supuso en 2010 unos ingresos de 1700 millones de dolares, esta claro que seguirán, si alguien no se lo impide, calificando como excelente cualquier producto financiero que les pague por su clasificación.
El sistema financiero esta tan pervertido y adulterado que S&P, uno de los causantes de esta crisis, sigue aprobando los mismos productos financieros tóxicos que colapsaron la economía de medio mundo. Por si esto no fuera suficiente, S&P manipula los famosos Mercados calificando a Bancos, Países y demás, según conviene a sus intereses económicos.
Hace tres años que a costa de perder dinero y derechos, estamos aguantando el sistema financiero, suponíamos que los culpables pagarían por sus delitos y que se impondrían unas reglas económicas para prevenir un nuevo colapso.
Nada de lo que esperábamos se ha producido, los políticos se mueven al dictado de los financieros y nunca morderán la mano que les da de comer. Debemos buscar otras formas de cobrarnos.
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