Y cito: Para muchos, entre los años 2000 y 2004 se da lo que se considera la Edad de Oro o Golden Age del Street Art en Barcelona. Artistas de todo el mundo llegaban a la ciudad mediterránea para dejar la firma sobre sus paredes y contribuir al enorme caudal creativo que florecía en muchos barrios convirtiendo lo que antes eran simples muros aburridos en activos lienzos en donde se daban cita desde el escritor de tags al más virulento creador de imágenes, el que se sumaba con su logo o los esténcils lúdicos o contestatarios, stickers, fotos, textos o simples esbozos con rotuladores.
El fenómeno fue tal que poco a poco muchos rincones de la ciudad y gran parte del mobiliario urbano, se fue cubriendo a diario con las múltiples expresiones del arte callejero, lo que promovió que el ayuntamiento de Barcelona en el 2006 implantase una ley cívica para intentar frenar el fenómeno a base de multas y restricciones.
Por otro lado, la ciudad misma, concretamente el casco antiguo o barrios como Poble Nou se hallaban en procesos de reconversión urbanística impulsados esencialmente por la tristemente famosa “burbuja inmobiliaria” que generó una fuerte especulación, compra y ventas desmesuradas y un sinfín de calamidades tanto para ingenuos propietarios como para desafortunados inquilinos barceloneses. Por tal motivo, no era raro encontrar edificios vetustos y antiguas fabricas que, a la espera de derrumbes o acciones de renovación, propiciaron espacios en donde el Arte Callejero pudo manifestarse a sus anchas. En esta ciudad en metamorfosis se crearon sitios emblemáticos como el muro que rodeaba la construcción de lo que hoy es la Universidad de Barcelona, en la calle Montalegre, o la Rambla de Raval, convirtiéndolos en cita obligada para descubrir en sus mutaciones diarias el pulso del fenómeno, o la llegada de un nuevo artista a la ciudad.
Como vecino del barrio del Raval experimenté esta explosión de colores in situ, aprendiendo a disfrutar del ingenio y la expresividad de las diversas voces que cubrían la piel de mi barrio. Y también como tantos otros, comencé a fotografiar parte del material con la que los artistas no sorprendían día a día. En el 2006, invitado por la comisaria Rosa Pera, participé con un montaje audiovisual mostrando parte de este material en la exposición colectiva Terme Raval en La Capella. Ese mismo año surgió la propuesta de una exposición con actividades vinculantes en la recién inaugurada Biblioteca Jaume Fuster, proyecto que no pudo llevarse a cabo debido a las reticencias del Ayuntament con el Arte callejero y, supongo, la manera en que planificábamos plantear la actividad. Y ahí quedó todo. Salvo ocasionales exposiciones en bares de la ciudad, este material, en su casi totalidad analógico, jamás se dio a conocer. Y si bien es cierto que parte de su valor reside en su carácter testimonial, personalmente siempre lo he visto como un personal acercamiento fotográfico al fenómeno del Street Art y no como un simple método de minutario. Una manera de retratar (y rescatar) el arte en el arte callejero.
Por supuesto, Bcnwalls es un proyecto documental de aquellos gloriosos días pero también un sincero homenaje a artistas como Miss Van, Faile, Cyrus, DR Hoffman, Evil toys, Xupet Negre, Savage Girl, Jace, Rodriguez Gerada, Karls Toon, Tofu, Mysterius Al, Limbo, Bunone, D*Face, Saru, Space Invaders, Buff Monster, Kelzo, Boris Hoppek, The London Police, Lolo, Kode, Kenor, El Chico del Rombo, Zombie, Controlzeta, Birdie, Pez, Skum, Etron, Dr Mabuse, Microbio, Elik, Btoy, Neor, Dune, Rica, Jloca, Sperm, The Ape, Ripo, Megan, y tantos otros que compartieron su creatividad y talento, y sin los cuales estás fotografías no serían posibles.
D. Narváez
Por mi parte, esta mañana en la Rambla del Raval, conocí al autor de Bcn Walls y departiendo de como la fotografía digital lo cambió todo, he comprado un par de fotillos de monos, jeje. He escaneado la que mas me gusta, y aquí os la dejo. Todos los derechos son suyos. Y tiene muchas más que valen mucho la pena.
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