Sucias camisas se acumulan en los sitios mas insospechados. Tal vez sería hora de descifrar los codigos del dispositivo llamado «lavadora» pero no tiene teclado, el reconocimiento de voz no le funciona y un campo de fuerza refractaria a hombres maduros la envuelve omnipresente.
Despues de una semana, ya no queda nada en la nevera ni en la despensa. Atrás quedaron las cenas a base de latas de mejillones, chipirones o la siempre dulce mermelada de melocoton. Aun recuerdo con nostalgia los duros restos del jamon que fueron devorados hasta la uña.
Los platos desbordan el fregadero y despojos de todo tipo amenazan con cobrar vida de un momento a otro. La cama se ha convertido en una mortaja y conserva la forma de mi cuerpo mas alla de lo que sería recomendable. Las bolsas de basura conforman una presencia escultorica permanente.
El lavabo tiene un aspecto dantesco donde las toallas sucias, la pasta de dientes y el desorden generalizado campan a sus anchas. Hubo un antes y un despues. Ahora estamos en el despues. Aun así, estoy seguro de que tengo una senyera en algun armario. Si… Todavia estoy vivo y me voy a la mani.
Vaya ! lo que da de sí una semana de Rodriguez ! 🙂
Visca Catalunya ! Som una nació !