Las culturas prehispánicas de América más importantes son La Inca, La Maya, y La Azteca. Sin embargo, existen también otras culturas precolombinas mucho menos conocidas pero que merecen atraer la atención por la grandeza y belleza de sus vestigios. Tal es el caso de la cultura de San Agustín, cuya milenaria herencia de piedra podemos hoy admirar en Colombia dentro del departamento del Huila.
Cerca de los paramos donde nacen juntos los ríos Magdalena, Cauca, Patía y Caquetá, montañas frías habitualmente cubiertas de neblina y azotadas por la llovizna, se encuentran los monumentos de la civilización de San Agustín.
Allí vivió un pueblo que solo conocemos por sus restos arqueológicos y que desarrolló una cultura que si, por un lado, ha sido un misterio, por otro nos aclara muchas realidades sobre la antigüedad del hombre en América, sobre las vías que pudo seguir la inmigración asiática a este territorio y sobre el grado que pudo lograr en su cultura espiritual.
Las rocas volcánicas lanzadas a gran distancia por los volcanes cercanos, actualmente extinguidos, fueron una tentación irresistible para los escultores del lugar, más de 500 estatuas salpican las verdes montañas que rodean San Agustín. Muchas de ellas son figuras antropomórficas; las hay muy realistas y otras que parecen monstruos enmascarados. Otras representan animales sagrados como el águila, el jaguar y la rana.
Poco más se sabe sobre los antiguos pobladores de San Agustín. No tenían un lenguaje escrito y habían desaparecido siglos antes de la llegada de los europeos.
Cuando se produjo la Conquista, los monumentos funerarios que siglos atrás habían sido hechos en el valle que domina el primer curso del río Magdalena, yacían abandonados por circunstancias que todavía no se conocen bien. Una densa vegetación poco a poco, había cubierto de bosques el territorio ancestral que durante milenios, fuera el hábitat de una de las culturas prehispánicas más importantes de Colombia.
Los sitios donde anteriormente se había erigido los centros ceremoniales dedicados a culto funerario, o los lugares de habitación y los campos de cultivo, desaparecieron por la acción incontrolada de la naturaleza especialmente feroz en este medio.
Esa misma naturaleza nos obsequio con un pequeño diluvio cuando visitábamos el parque arqueológico. Mientras esperábamos que escampara, Jorge, nuestro guía en el parque, nos contó sobre los OVNIS que visitan la zona desde tiempo inmemorial. También nos hablo sobre la energía y el misterio que envuelve a San Agustín que atrae cada año a muchos seguidores de lo mágico y sobrenatural. Por ultimo conocimos la posibilidad que teníamos de hacer nuestro viaje astral particular si tomábamos un potente alucinógeno (ayahuasca), que podíamos encontrar en la zona.
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