La Dama se sentará en el Parlamento de Myanmar. La opositora demócrata Aung San Suu Kyi, de 66 años, ha logrado un escaño en la Cámara baja en las elecciones parciales celebradas ayer, tras décadas de lucha contra los militares que desde hace medio siglo controlan el país.
Suu Kyi ha llamado al pueblo birmano a unirse para consolidar la democracia. «Espero que este sea el comienzo de una nueva era, en la que el papel del pueblo en la política sea acentuado», ha dicho la premio Nobel de la Paz.
La victoria, que aún debe ser confirmada por la Comisión Electoral, supone un hito histórico para el movimiento demócrata birmano y podría conducir al progresivo levantamiento de las sanciones económicas y políticas que fueron impuestas hace años al país en respuesta a las continuas violaciones de los derechos humanos por parte de la Junta de los generales.
Tras casi cinco décadas de gobierno con puño de hierro, la Junta de los generales entregó en marzo del año pasado el poder a un nuevo Ejecutivo dirigido por el presidente, Thein Sein, uno de los varios generales que colgaron el uniforme para participar en la votación de 2010. Desde entonces, Thein Sein ha llevado a cabo una serie de reformas sorprendentes, que han incluido la liberación de cientos de presos políticos y la aceptación del regreso de la Liga Nacional para la Democracia a la arena política. Pero la existencia aún de disidentes en las cárceles, los enfrentamientos con grupos rebeldes de minorías étnicas y las violaciones de los derechos humanos preocupan a los críticos y Gobiernos occidentales, que quieren ver más avances antes de levantar completamente las sanciones.
La decisión de Suu Kyi de respaldar el proceso de cambio iniciado por Thein Sein y participar en las elecciones es una gran apuesta. Su entrada en el Parlamento le permitirá influir para impulsar más avances y desafiar al Gobierno desde dentro, pero al mismo tiempo corre el riesgo de parecer que está legitimando a un régimen contra el que ha luchado durante décadas.
Suu Kyi necesita al Gobierno para seguir adelante con su batalla por la democracia y este necesita a la líder opositora birmana, dada su influencia internacional, para sacar a Myanmar del aislamiento. La dirigente dijo el viernes pasado que los militares deben entender que “el futuro de este país es su futuro y que la reforma de este país significa reforma para ellos igualmente”. De cómo gestionen sus diferencias y sus intereses comunes depende el futuro de la transformación de Myanmar.
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Joder, siempre habia echado a faltar estas fotos en el mono. Ya era hora !! (ojo, el titulo del post en ingles… Lo correcto seria, «Congratulations» en lugar de Hapynesses).