Wilt de Tom Sharpe.

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No hay ningun escritor ingles de humor mejor que Tom Sharpe. Bueno, tal vez si. Leer a Tom Sharpe es como retomar las historias de Guillermo, de Richmal Crompton. En realidad se parecen mucho pero Tom habla de sus alumnos de la escuela Politecnica donde da clases de literatura a Carniceros, Yeseros, Carpinteros… Me resultan tan cercanos… ¿ Como vas a evitar partirte el culo de reir ? 

Tom-Sharpe

—¿Sí? El inspector Flint desconectó la grabadora y miró a Wilt.—¿Sí qué? —dijo Wilt.—¿Es ella? ¿Es la señora Wilt? Wilt asintió.—Me temo que sí —dijo.—¿Qué quiere decir con eso de que teme que sí? Esa condenada mujer está viva. Debería estar usted contento. Y en vez de eso, todo lo que dice es que teme que…Wilt suspiró.—Pensaba sólo en el abismo que separa a la persona tal como la recordamos e imaginamos y la realidad de lo que es. Empezaba a tener recuerdos agradables de ella y ahora…—¿Ha estado usted alguna vez en Waterswick? Wilt movió la cabeza.—Jamás.—¿Conoce al vicario de ese lugar?—Ni siquiera sabía que hubiera allí un vicario.—¿Y no tiene idea de cómo pudo llegar allí su esposa? 

—Ya la ha oído usted —dijo Wilt—. Dijo que había estado en un barco.—Y usted no conoce a nadie que tenga un barco, ¿verdad?—La gente de mi círculo de amistades no tiene barcos, inspector. Quizá tengan uno los Príngsheim. El inspector Flint consideró la posibilidad y la rechazó. Habían comprobado en los registros y los Pringsheim no tenían ninguna embarcación; y tampoco habían alquilado una. Por otra parte, la posibilidad de que hubiera sido víctima de algún fraude gigantesco, un plan complicado y premeditado para presentarle como un imbécil, empezaba a adquirir forma en su mente. Instigado por aquel Wilt infernal, había ordenado exhumar una muñeca hinchable y había sido fotografiado contemplándola lívido en el instante mismo en que cambiaba de sexo. Había ordenado una requisa de pasteles de cerdo sin precedentes en la historia del país. No le sorprendería nada que los dueños de la fábrica iniciaran un proceso exigiendo una indemnización por los perjuicios que les había causado todo aquel asunto. Y, por último, había retenido a un hombre, al parecer inocente, para interrogarle durante una semana y le considerarían, sin duda, responsable de los retrasos y de los costes adicionales de la construcción del nuevo edificio administrativo de la Escuela. Habría, muy probablemente,otras consecuencias estremecedoras a tener en cuenta, pero bastaba ya con eso.Y no podía echarle a nadie la culpa. El único culpable era él. O Wilt. Le miró venenosamente. Wilt sonrió.—Ya sé lo que está pensando —dijo.—No —dijo el inspector—. No tiene usted ni idea.—Que todos somos fruto de las circunstancias, que las cosas nunca son lo que parecen, que hay más de lo que…—Eso ya lo veremos —dijo el inspector. Wilt se levantó.—No creo que me quiera usted para nada más —dijo—. Así que me voy a casa.—No hará tal cosa. Usted vendrá con nosotros a recoger a la señora Wilt. 
 
Salieron al patio y subieron a un coche policial. Mientras cruzaban las zonas residenciales, pasaban ante las gasolineras y las fábricas y cruzaban luego los pantanos, Wilt iba hundiéndose en el asiento trasero del coche con la sensación de que aquella libertad de que había disfrutado en la comisaría de policía se esfumaba. Y, a medida que recorrían los kilómetros, iba reduciéndose más, y se reafirmaba la áspera realidad de la elección, de tener que ganarse la vida, del aburrimiento y de las interminables discusiones mezquinas con Eva, de las partidas de bridge de los sábados por la noche con los Mottram y los paseos en coche los domingos con Eva. A su lado el inspector Flint, sepultado en un hosco silencio, perdía su atractivo simbólico. No era ya el mentor de la seguridad de Wilt en sí mismo, el contrapeso de su incongruencia; se había convertido en un camarada de sufrimiento en el trajín constante de la vida, casi en una imagen especular de la propia nulidad de Wilt. Y delante, después de aquel paisaje liso y lúgubre con la tierra sombría y los cielos nublados, estaba Eva y una vida entera de intentos de explicaciones y contraacusaciones. Wilt consideró un momento la idea de gritar “Pare, pare el coche. Quiero bajarme”, pero el momento pasó. Fuese lo que fuese lo que el futuro le deparara, aprendería a afrontarlo. No había descubierto el carácter paradójico de la libertad sólo para sucumbir de nuevo a la servidumbre de Avenida Parkview, a la Escuela y a los entusiasmos triviales de Eva. Era Wilt, el hombre de la mente de saltamontes.
 
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El acertijo de Indiana Jones.

 

Indiana Jones, en una de sus innumerables aventuras, debe cruzar un puente acompañado de la chica de la pelicula, un banquero y un bavaro borrachín. Persiguiendoles y a poca distancia el malo de la pelicula, pretende atraparlos para robarles el tesoro que llevan.

El puente esta minado y las bombas explotarán destruyendolo todo en 60 minutos sí o sí. Es de noche y nuestros cuatro protagonistas solo disponen de una linterna imprescindible para cruzar el puente dado su mal estado y la falta de tablas en algunos puntos. Dado lo anterior, en el puente solo puede haber dos personas a la vez o sino se caeria por demasiado peso.   

Teniendo en cuenta que Indiana Jones tarda 5 minutos en pasar el puente, la chica tarda 10 minutos, el banquero 20 minutos y el bávaro borrachin tarda 25 minutos, ¿que deberian hacer para cruzar todos el puente antes de que exploten las minas?

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Indiana Jones puente

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Adivinanzas en la Familia Real.

 

Según se cuenta, la Familia Real tiene por costumbre, después de la cena, jugar a las adivinanzas, bajo la dirección de Doña Sofía.

El dia de la pedida, los novios pasaron juntos el día y, fieles a esta entrañable costumbre, decidieron jugar para que Letizia se fuera familiarizándose.Asi que empezaron de la siguiente forma:

Sofía : Bien, vamos a empezar el juego. Primera adivinanza : Larga y afilada cual estilete, por la punta saca y mete, y por detrás lleva el ojete.

Letizia : Eso debe ser una polla, ¿no?.

Sofía : Por Dios, es una aguja. Felipe, el bolso de la señora que doña Leticia se va.

Felipe : Mamá, discúlpala que ella no entiende de protocolo. Poco a poco irá aprendiendo.

Sofía : Está bien, le daré otra oportunidad. Segunda adivinanza : Grande la quisiera, que entre las piernas no me cupiera.

Letizia : Eso sí es una polla, ¿no?.

Sofía : ¡Por todos los Santos! Es una yegua. Felipe, el bolso de la señora que doña Leticia se va.

Felipe : Mamá, por favor, discúlpala, que viene de TVE y allí son muy blasfemos. Dale otra oportunidad.

Sofía : Está bien, le daré otra oportunidad, pero ya me empieza a cansar.
Tercera adivinanza: Entra duro, sale blando y además chorreando.

Letizia : ¡Ejem!, ¿no es una polla?.

Sofía :¡Dios del Amor Hermoso! Es un churro. Felipe, el bolso de la señora que doña Leticia se va.

Felipe : Mamá, por favor, discúlpala, que está nerviosa. Dale la última oportunidad.

Sofía : Está bien. La última, pero ninguna más. Cuarta adivinanza :
Cimbel matutino, con forma de pepino, que por delante escupe gotas y por detrás le cuelgan dos pelotas.

Letizia : Felipe, dame el bolso que me voy, pero ,¡eso es una polla como una olla!

 

Fuente:  http://graciasychistes.blogspot.com.es/2…