¿Existe un autor mas contemporaneo que Haruki? sin duda es un escritor de nuestro tiempo, y como tal escribe de una de sus pasiones mas personales. Correr.
En su ensayo aparentemente banal y alejado de toda literatura esperable al uso, nos explica sus sensaciones, sus pulsiones y sus anhelos relacionados con el arte de correr. En mi caso, leí este libro hara cosa de un año ya y no pude dejar de admirar como Haruki utiliza su humilde y honesto lenguaje para explicarnos con total sencillez las experiencias y las vivencias que su hobby le reporta.
Hoy por hoy, mis sensaciones cuando corro, estan muy alejadas de las que describe Haruki en su escrito. Esta mañana salí a correr por el parque cercano a mi casa, despues de meses y meses de sedentarismo pertinaz y para ello me enfundé en mis sneakers de correr azules (las adoro), un chandal a juego, una camiseta y un anorak de deporte para prevenirme del frio que hacía. Asi pertrechado y con la musica del Abacab de Genesis en mi cabeza pensaba pasar desapercibido y poder correr sin demasiadas estridencias.
De hecho, a las ocho de la mañana de un domingo, no encontré demasiada gente que pudiera ver a un individuo que se esforzaba por correr con tal vez veinte kilos de mas en sus carnes. Fruto de tantos excesos que requerirían varios posts aparte para contároslos, y una vez probadas sin demasiada convicción dietas y recortes alimentarios, ese peso añadido no deja de perseguirme alla donde vaya.
Salí corriendo del portal lleno de energia para recorrer un par de calles que me separan del verde parque objeto de mi paseo. Despues de dos minutos de un trote ligero, ni siquiera una canción acabada, y ya estaba echando el bofe por la boca.
He tenido que parar y hacer unas flexiones en una valla para disimular. Me estaba dejando el sentido y empezaba a ver lucecitas cuando han aparecido una pareja de corredores habituales enfundados en unos finos maillots de colores estridentes. Se delizaban sutiles, casi se diria que flotaban. Comparados con ellos, mi vestimenta debe de haberles parecido digamos, bizarra.
Su perturbada indiferencia me hacía pensar en si perteneciamos a la misma especie. Me miraraban tal vez como los primeros homo sapiens modernos lo hacian a sus coetaneos, los neandhertales. Para ellos y para mi, estaba claro que yo no iba a sobrevivir y que la extinción llamaba a mi puerta.
Pasado el momento, he comenzado a andar rapido para volver a intentar mi trote cansino. Tal vez 200 o 300 metros mas allá una nueva parada. Al final, alternando paso rapido y penosa carrera he dado la vuelta al parque para enfilar el salvador camino de casa. En total unos 10 o 15 minutos de cortas carreras que me han devuelto a la realidad pero que han llenado mi cuerpo de esperanzadoras agujetas y de una remota ilusión de repetir proximamente.
Por suerte, hace años que no fumo, aun asi, una vez alcanzado mi preciado sofá, un ataque de tos asmática me ha dejado mas postrado si cabe. Ahora, dos horas despues, ya mas calmado, puedo contároslo. Ya os digo, el Murakami es un profesional.