Tú memoria es un monstruo; tú olvidas, ella no.
Simplemente archiva las cosas; te las guarda, o te las esconde.
Tú memoria evoca las cosas, tus recuerdos con voluntad propia.
Crees que tienes memoria, pero la memoria te tiene a ti.
John Irving, (1942) Personas como yo.




Tú memoria es un monstruo; tú olvidas, ella no.
A veces, uno necesita afrontar justo ese desafío que no le conviene ni le corresponde, porque lo que le pide el cuerpo es enfrascarse en algo que ayude a descolocar la vida, sacudirla y ponerla un poco del revés. Más que nada, para que no se cumpla la condena de encajar en ella como una pieza más de un mecanismo predecible: como esa pieza que todos somos, a la postre, desde la programación fatídica de nuestros genes hasta la función que el código social que tarde o temprano acatamos, sea cual sea, nos asigna sin derecho a apelación.
“No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles,

«Me doy cuenta que si fuera estable, prudente y estático; viviría en la muerte.
Todo político aspira a convertirse en Mickey Mouse: