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El origen de las religiones está basado en la necesidad imperiosa del ser humano en hallar respuestas a cuestiones tan diversas como la naturaleza, el mundo, el espacio y otro tipo de temas que eran inexplicables hace milenios. Fruto del desconocimiento y la duda nacen las religiones, a partir de leyendas y mitos transmitidos durante muchas generaciones se forman reductos culturalizados de creencias. Las religiones con los años se actualizan y varían de diversas maneras. La religión judía está basada en otras religiones indoeuropeas caldeadas a fuego lento durante más de 5000 mil años y la cristiana es su evolución más directa.
Es un hecho irrefutable que todas y cada una de las religiones son una patraña, sus fábulas son eso, fábulas. Con la aparición de las matemáticas y la ciencia en general pudimos empezar a explicar fenómenos que antes resultaban inexplicables. Las religiones son una consecuencia inevitable de la curiosidad humana, aunque llegados los medios reales para inspirar un aprendizaje veraz de la realidad, es estúpido e irresponsable seguir creyendo en cuentos prehistóricos como el cristianismo. Por desgracia, la herencia familiar juega un papel importante en este engaño. Así que, por mucho que te escueza, por mucho que te enfade o pienses que estoy equivocado; tu religión es, usando un calificativo preciso, una soberana chorrada milenaria.