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Maquina de escribir Olivetti Studio 46, fabricada en Barcelona, en la fábrica de la Gran Vía, allá por los años cincuenta del siglo pasado. Por lo que aprecio, heredó el diseño de la Studio 42, que se fabricaba en la fábrica original de Olivetti en Ivrea, en Italia. Y sin duda es espectacular.
El viernes encontré una bastante sucia en el mercado de los encantes de Barcelona. Estaba llena de polvo y manchas blancas de origen desconocido y esos fueron los argumentos de compra. La conseguí rebajar de 80 a 45 euros tras unos cuentos tira y afloja, y seguro que el vendedor le saco margen.
No me pude resistir, y comencé una nueva colección. Ya hacía tiempo que este objeto, fruto de la mejor ingeniería del siglo XX, me llamaba la atención. Junto con las cámaras de fotos analógicas, son estimados productos de una era industrial donde las cosas se hacían con metal y para durar.
Tras mirar por ahí, veo que el limpiador y lubricante multiusos WD-40, está también indicado para limpiar máquinas de escribir y como este nunca falta en mi caja de herramientas, es lo que usé para eliminar los rastros de unas cuentas décadas. Tras una de generosa aplicación este es el resultado.
Ahora busco enfebrecido una Studio 42 en el mismo estado. Cuando la consiga, colgaré las dos de la pared en una superficie plástica de color rojo o tal vez usare las bases de sus cajas, tal que dos cuadros parejos, como un gran testimonio del mejor diseño italiano que se reconvierte en Arte moderno.