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Hoy nos fuimos al Cotolengo del Padre Alegre en el Carmelo. Esta institución, cuenta con nuestras donaciones de ropa, desde tiempo inmemorial, tal vez era una tradición familiar. En cualquier caso, el tema se ha complicado cuando hemos comprobado que una gran valla nos cerraba el camino a la antes amable institución. Una persona con bata blanca, que nos recordaba al personal medico de la siempre apreciada novela del Cuco, nos salió al paso. Con un tono cansino, como dudando si paralizarnos con su hipnotico discurso para engrosar las huestes del Asilo, nos explica que no aceptan ropa en Domingos y festivos. Giramos y huimos. Parecia que hoy no tendríamos la oportunidad de ejercer nuestra caridad.
Ya la cosa apuntaba mal cuando enfilábamos las cuestas de la plaza Sanllehy…, Antes había arboles aquí. Ahora solo queda un muro circular, como si de un pequeño Chernobil tapiado de los ojos de los vecinos se tratara y creciera en medio de la indignación palpable. ¿Tal vez el arquitecto de la plaza Lesseps, se enseñorea con la parte alta de la ciudad y repite fechorías auspiciado por un Trias desbocado? El caso es que nadie sabe que se esta construyendo allí. Tal vez quieran ocultar alguna amenaza inminente, algún GodZilla particular que no quieran enseñar a los mansos turistas que por allí discurren a cientos, subiendo al concurrido parque Güell.
En cualquier caso, y deambulando por el barrio de los socavones de la calle Llobregos, hemos subido a su montaña, cual moiseses de ciudad para contemplar el panorama gris que nos cobija, amigable y canalla como pocas, nuestra querida Barcelona. Y allí, encontramos sotomonte, vegetación, arboles, arbustos y flores y acordándome de mi cámara decido probar el modo Macro. Mas allá de las vistas del horizonte catalán, contemplo la ginesta en su magnifico esplendor. Mirad y llorad.
Y si quereis ver mas fotos en color y un gran slideshow, no dudéis de darle al más…