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Un año mas, sigo decantando el conjunto de libros en papel que pueblan mi biblioteca. Aunque desde que tengo el kindle, ya no compro libros físicos, los volúmenes siguen desbordándose sin orden ni concierto y creo que ya no voy a releer un montón de obras sin sentido que alguna vez compré por error.
Por ejemplo, una pseudo mierda parida por un tal Cesar Vidal que hablaba sobre el rey Arturo. Se vendió en la época en que algunas películas de Hollywood pusieron de nuevo de moda el mito, y ese ensucia papeles, se dedico a hacer un librejo sin sentido y una maja portada para ver si algún incauto lo compraba. Tal vez yo fui uno de ellos, o alguien me lo regalo. En cualquier caso, no se merece mas que arder en cualquier pira de San Juan. No porque me guste quemar libros, sino porque esto no es un libro al uso. Solo es una estafa con portada.
Otro mas que engrosa las filas de libros de los cuales felizmente voy a desprenderme es Ética para Amador, de un «filosofo español» llamado Fernando Savater. No puedo con este personaje. Ver en que se convierten los llamados intelectuales españoles, en estos tiempos es como asistir a un aquelarre de monstruos a cual mas esperpéntico. En su afán de cosechar algún crédito en esa España paleta y estúpida que nos gobierna, deben alimentarse de cualquier migaja de notoriedad que les permita subsistir en el erial cultural en que se ha convertido la España del PP.
Fernando defiende a los toros y niega cualquier derecho a los animales, meros instrumentos creados para nuestro solaz y esparcimiento. Su ideología me produce nauseas, y eliminar cualquier rastro de su literatura de mi biblioteca es un acto de higiene que encarecidamente os recomiendo. Fernando esta periclitado y todavía no se ha enterado. Por suerte, nuevas generaciones comparten una renovada visión acerca de estos temas y pronto, las corridas de toros serán cosa de un oscuro pasado, que no ha de volver.
También me desprendo de los libros obligados a leer en la escuela en la ESO y en el Bachillerato que mi hijo ha debido sufrir. Una lacra más de un sistema educativo obsoleto, que contribuye a acabar con cualquier afición a la lectura que pudiera surgir en los jóvenes de este país.
En fin, sigo bien en este ejercicio de simplificación. Aspiro a quedarme con los incunables de mi vida. Tal vez una lista de cien libros que nadie pueda refutar. Literatura con mayúsculas.