Sao Paulo en 2005 era una urbe de 19 millones de personas que no podías comprender o abarcar. La llaman la ciudad que no puede parar. Todo esta vivo, y hasta el asfalto, todos quieren decirte algo, contarte una historia, hablarte desde su corazón y atraparte.
¿Donde podras sentir algo asi? ¿Donde podras notar la llamada de la selva si no es allí? En unas horas ya te sientes incomodo, cuestionado. Los motivos de tu visita no tienen ningun sentido. Sabes que tu vida hasta ahora ha sido un espejismo y se difumina futilmente. Tu tiempo verdadero empieza en esa ciudad, en ese Pais, en esa Selva.
En cualquier semaforo alguien te puede poner una pistola en la cabeza. En cualquier esquina te vas a enamorar. Los sentidos se te agudizan y el trópico te atrapa. Has nacido ayer y tienes ganas de saborear, de perderte en sus calles, en sus gentes, en su ritmo infernal.
No es tu conciencia, no es tu razón. Son la musica, son los ritmos, son los colores, son los paisajes, son tus sueños. Es la vida tal y como solo allí saben gozar. Fueron solo tres dias pero casi me quedo para siempre. De hecho, ¡SI…!, ahora lo comprendo. Si, estoy seguro, ¡¡ todavía estoy allí… !!