«ESPAÑOL
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El cable exterior de esta luminaria no se puede cambiar. Si se dañara, hay que destruir la luminaria.»
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Despues de la decepción de Prometheus, solo nos quedaba buscar un pronto sustituto para quitarnos el mal sabor de boca que nos habia dejado la traición perpretrada por Ridley Scott y nos colamos raudos en la cola de El caballero oscuro: La leyenda renace. Y nos encontramos con lo que cabia esperar. Una gran historia de Batman, firmada una vez mas por Christopher Nolan del que dicen que no tiene una mala pelicula.
La cinta dura dos horas y cuarenta minutos que nos reconciliaron de nuevo con el reboot de la serie que Nolan rescató de la nada. Un gran colofón a los anteriores episodios, Batman begins y El Caballero oscuro.
La pelicula sigue fiel al ritmo, la musica, el personaje y el gran tratamiento que vimos en los anteriores films consiguiendo elevar la categoria de la franquícia, sin perder un ápice de calidad. Y dura dos horas cuarenta minutos. Y nadie se rasgó las vestiduras por esto.
El guión era el esperado. Tras ocho años en la sombra, el magnate Bruce Wayne a duras penas puede resucitar a Batman, cuando se ve obligado a perseguir a una gata ladrona que tiene en jaque a la policia. Pero esto es solo el principio de su lucha contra un nuevo terrorista enmascarado, Bane, que amenaza a Gotham con el caos y la destrucción.
Hoy he visto de nuevo el film anterior, El Caballero oscuro, para maravillarme con la interpretación del Joker que jamás podrá nadie emular. Heath Ledger y su desaparición, eliminaron para siempre la posibilidad de que el mayor enemigo de Batman, resurja en alguno de sus films. ¿Quien iba a poder hacer sombra al personaje que Ledger recreó tan magistralmente?
Nuevos directores de culto crecen y entierran a nuestros mitos de la juventud. ¿Por Dios, Ridley, como pudistes traicionarte tanto?. Bienvenido Christopher Nolan al Olimpo de mis realizadores favoritos. Me pregunto si te has planteado dirigir algo de ciencia ficción. Si…, una segunda parte de una precuela de la saga de un xenoformo con muy mala leche, que nos maravilló, alla por los 80’s.
Si te la ofrecen, por favor, elimina de tu equipo o directamente encierra en una mazmorra, al maldito mil veces guionista de Prometheus, un tal Damon Lindelof que también perpetró el infame guion de Perdidos. Con eso, estaremos mas tranquilos.
Atencion, contiene todos los spoilers.
Despues de leer críticas furibundas al respecto, donde tachaban a Ridley Scott de senil, las expectativas no eran muy elevadas. En Alemania, habia pasado por las carteleras del pais sin pena ni gloria. Y aqui, los pases previos, tampoco auguraban la gran Pelicula esperada del realizador que nos maravilló en Blade Runner, Alien o incluso en Gladiator.
Aun así, disfrutamos de la pelicula, por su magnifica puesta en escena acerca de los origenes de nuestro monstruo favorito, por su grandiosidad y fotografia, por algunas escenas dignas de mención y un gran ritmo final. Pero no mas. De hecho, nos cuesta entender las pobres motivaciones que llevaron a los autores a pergeñar un guion tan lleno de agujeros no plausibles que rompen con la gran historia que podria haber sido.
Parece que existía la necesidad de recortar el metraje y el presupuesto y nos hemos quedado con una pobre versión donde los personajes quedan deslavazados y sin profundidad. No se entienden bien sus motivaciones o no resultan creibles y las situaciones en donde se desenvuelven son pobres remedos dignos de peliculas de serie B. ¿Habia prisa, tal vez?
Vamos con algunos detalles:
En definitiva. Aunque la pelicula se deja ver y nos ha gustado en general por su grandiosidad, fotografia y diseño, nos queda el regusto de que traiciona de alguna forma la calidad incuestionable de la pelicula original. Pensamos que le falta tal vez media hora mas de metraje que hubiese redondeado la historia, los personajes y sus motivaciones. Miedo me da, que Ridley este pensando en hacer una continuación de Blade Runner.
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Mientras aquí estamos preocupados por la prima de riesgo, en Kampala capital de Uganda ya hay un fallecido por el nuevo brote de Ebola.
En total, ya son dieciséis los decesos, víctimas de un virus capaz de acabar con el 90% de los infectados. Un virus que brote tras brote nos avisa de que puede convertirse en la peor guadaña de nuestra confiada sociedad.
El presidente ugandés Yoweri Museveni, advirtió a su población de que, en los próximos días, eviten los apretones de manos, el sexo esporádico y los entierros no profesionales ante la amenaza de que el virus se extienda hacia el este de la región.
La OMS advierte de la existencia de 36 nuevos posibles casos desde la aparición de este brote el 28 de Julio, en la región de Kibale, al oeste de Uganda.
Si ese virus se sube a un avión, la crisis os parecerá un problema fútil, ante lo que podría ser la peor epidemia, desde la peste que acabó con la mitad de la población europea en la edad media.
Si queréis saber mas y aterrorizaros de verdad, leeros Zona Caliente del escritor estadounidense Richard Preston. Y si no, también podéis leeros Apocalipsis de Stephen King. Al menos, el Armagedon no os cogerá desprevenidos. La película Estallido, con el Dustin Hoffman también esta bien. La pasan este sábado por la Sexta… para ambientar.
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Uno de mis proyectos para estas vacaciones era el conseguir bonitas imagenes. Rebuscando en los filtros de la oly epl-2 se pueden encontrar cosas como esta. Un blanco y negro que emula el grano y el contraste de aquel estilo de los 70’s y principios de los 80’s cuando empezabais en esto de la fotografia y los heroes eran Oriol Maspons y Colita.
En cualquier caso, ellos siempre se mereceran cualquier homenaje.
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Dado que estoy de vacaciones y en Barcelona, he podido dedicar un tiempo a la cámara e investigar el arbol de posibilidades que se esconde tras los intrincados menus de mi epl-2. Probando, probando he conseguido poner la camara en modo blanco y negro, lo que estaba buscando desde hace tiempo. Ahora, tengo los modos P, A, S, M en modo blanco y negro y el resto de modos, escenas, automatico y filtros artisticos en color.
Con esto ya tengo para un tiempo. Ahora todo lo tiro en blanco y negro, descubriendo la forma, el tono, el contraste, los filtros, el enfoque. Jugando con el objetivo 14-42 y sus posibilidades. En algun momento dado, podré probar la profundidad de campo y el desenfoque consiguiente (para los profesionales y pijos, lo podeis llamar «bokeh»).
Ayer, bajando por las Ramblas hice unos cientos de fotos. Y encontré esta chica de las rastas que os pego aqui. Espero que os guste.
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Daamian Denys, investigador de la Universidad de Ámsterdam (Holanda), se dedica a la estimulación cerebral profunda, una técnica que implanta electrodos en el interior del cerebro y que es tan efectiva en el tratamiento de trastornos psiquiátricos que no está exenta de dilemas neuroéticos.
¿En qué consiste la estimulación cerebral profunda?
En una técnica en la que implantamos un par de electrodos en el interior del cerebro y somos capaces de eliminar los síntomas de la depresión o el trastorno obsesivo–compulsivo en cuestión de minutos o días.
¿Minutos o días?
Así es. De momento solo se aplica a pacientes a los que nos les funcionan los tratamientos con fármacos convencionales y llevan muchísimos años enfermos.
¿Es una técnica novedosa?
Es un tratamiento seguro y efectivo que se utiliza en pacientes con trastornos del movimiento desde hace ya más de 20 años. A fecha de hoy ya se han beneficiado de sus efectos unos 85.000 enfermos de párkinson. En 2000 se empezó un ensayo experimental en pacientes con trastornos compulsivos y se observó un efecto impresionante. Ya llevamos unos 500 enfermos tratados en este tiempo.
Parece un número relativamente pequeño al lado de la cantidad de pacientes tratados con párkinson
Y más aún si tenemos en cuenta que los trastornos psiquiátricos afectan a mucha más gente que la enfermedad de Parkinson, hasta a un 5% de la población. Esta reticencia es normal y es debido a que el tratamiento de trastornos del movimiento no tiene ninguna connotación ética y en cambio la estimulación cerebral profunda en trastornos psiquiátricos sí.
¿Qué problemas éticos presenta?
El problema principal es su efectividad. Imagina que eres un padre de familia con mujer e hijos y que llevas deprimido y postrado en el sofá los últimos 30 años. Comienzas el tratamiento y de repente un buen día llegas a casa y eres activo, te interesa todo, sales y compras billetes a París para toda la familia porque quieres ver el Louvre. Los síntomas desaparecen y la gente realmente cambia mucho en muy poco tiempo. Para la familia, el trabajo y el ambiente en general este cambio es tan brutal que puede producir hasta una sensación de amenaza.
¿Cómo se puede solucionar este problema ético?
La neuroética no es algo que se pueda resolver, es una actitud, es como el sentido de la vida al que te enfrentas continuamente. Lo primero de todo es que el paciente sea consciente de los cambios personales que va a experimentar. Lo segundo es tomar buenas decisiones, y esto pasa por crear comités e informar correctamente a la familia. En realidad, con los fármacos funciona igual pero la aceptación es mayor porque el cambio es menos masivo.
¿Si esta técnica es tan efectiva contra la depresión, fármacos como el Prozac formarán pronto parte del pasado?
De momento no, porque solo la usamos como última opción. Esta técnica es muy invasiva y no sería ético tratar a una chica de 20 años con anorexia sin antes haber probado los tratamientos con fármacos convencionales. El dilema está en cuándo cambiar el criterio. ¿Cuánto tiempo se debe tratar alguien con Prozac sin obtener ninguna mejora antes de considerar la estimulación cerebral profunda? Es una pregunta difícil de responder.
¿Por qué es tan distinta la eficacia de esta técnica respecto a los fármacos?
Los resultados que obtenemos son tan increíbles que están cambiando el concepto que tenemos del cerebro y sus trastornos. En realidad el Prozac cambia la química cerebral en cuestión de minutos y hasta ahora pensábamos que los efectos tardaban tanto tiempo en aparecer porque en la depresión estaban implicados muchos otros mecanismos, por ejemplo, la síntesis de nuevos receptores neuronales.
¿Y no es así?
No lo sabemos aún. A priori parece normal que una enfermedad crónica conlleve una recuperación lenta, pero con esta técnica cambiamos el cerebro de una manera absolutamente directa y rapidísima. Asumimos que con la estimulación eléctrica atacamos a la parte más básica de la patología y que la dopamina y la serotonina, que hasta hoy creíamos que eran algo causal en la depresión mayor, en realidad pueden ser un efecto secundario de la enfermedad.
Siempre se habla del cerebro como una interacción compleja entre muchas redes y núcleos neuronales. ¿No es contradictorio que se implanten los electrodos en una zona concreta y su efecto sea tan global?
El cerebro es como un conjunto de autopistas que conecta muchas ciudades. Con la estimulación eléctrica a partir de los electrodos lo que hacemos es alterar el tráfico de una de las autopistas por lo que, en realidad, se cambia el de todas las ciudades.
¿Estos electrodos son visibles?
No. Están implantados en el interior del cerebro y no se ven. Normalmente se colocan dos, uno en el hemisferio derecho y otro en el izquierdo. Y se conectan por un cable que pasa por debajo la piel hasta unas baterías también debajo de la piel. A simple vista no ves nada. Yo podría ser implantado y no lo verías.
¿Y los electrodos se implantan en el mismo lugar del cerebro en todos los pacientes y todas las patologías?
Cada electrodo tiene cuatro puntos de contacto que se pueden activar de manera independiente, por lo que hay muchas posibilidades. Además, en función del trastorno y el paciente la zona del cerebro del implante puede cambiar. También es cierto que distintas enfermedades pueden originarse por un mismo circuito neuronal disfuncional. Aún estamos en fase de exploración.
¿Esta técnica cura?
La estimulación ha de ser continua y así el ánimo de la persona se mantiene perfectamente. Si se detiene, el paciente recae en la enfermedad.
¿Tiene efectos secundarios al margen de las consideraciones éticas?
Los propios relacionados con una cirugía: riesgo de infección y sangrado en un 1% de los casos, pero son mínimos. También se ha de ajustar bien la estimulación eléctrica. Si la intensidad es demasiado alta el paciente se puede volver impulsivo o agresivo, pero es cuestión de bajar el voltaje y los efectos desaparecen. Ningún paciente ha dejado el tratamiento por los efectos secundarios.
¿Cómo ve el futuro de esta técnica?
Es una gran oportunidad. La estimulación cerebral profunda no servirá solo para curar sino también para definir la base neurológica de los trastornos psiquiátricos. Además, en poco tiempo hemos pasado de una a diez compañías farmacéuticas que están desarrollando esta tecnología, por lo que los dispositivos mejorarán. Debemos hacer algo con la gran cantidad de población que padece trastornos psiquiátricos severos y esta técnica puede ser la solución.
Localización: España
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