Hay cosas que nunca deberían suceder. Ridley Scott ya nos defraudó con su precuela de Alien. Ahora, en una muestra de senectud ya no sabe que hacer para estropear su legado y se atreve con su obra magna.
Han pasado treinta y cuatro años desde Blade Runner y seguramente no es tiempo suficiente. En cualquier caso, esto es lo que hay…
Digna recreación del anime que nos dejo flipados hace tantos años ya… En marzo la veremos en los cines. Vedlo a 1080p y disfrutad. También hay una secuencia con dos minutos del inicio de la película filmada y autorizada en la premier para la prensa en Japón. Con la icónica música de Kenji Kawai.
Exagerada, descomunal, exacerbada podrían ser adjetivos que definen la nueva película de Tarantino, Los Odiosos Ocho. Si porque, cualquier parámetro de la película, tiende a la enormidad. Lo primero el metraje. Son 167 minutos (la versión corta) que pasan bien, como aquellas sesiones dobles. Si es que son varias películas en una.
Luego los diálogos que se desarrollan indolentes con toda su magnificencia, haciendo hincapié en la descripción de unos personajes a cual mas salvaje. La situación, la puesta en escena se hace mas densa paulatinamente, sin prisas, aderezada con suculentas tramas que nos hacen intuir un final apoteósico, como no puede ser de otra manera en una película de Tarantino.
Y sin dilación, esos personajes hijos de su historia, se lanzan poseídos hacia su violento destino como frutas maduras cuando les llega su momento de gloria. No hay redención para nadie y cada uno de los ocho corre como un poseso hacia su holocausto, tal y como estaba previsto.
La música aporta matices que hacia tiempo no recordábamos y esa pantalla enorme, en la tradición de los 70 milímetros nos devuelve a otra época que no debió irse jamás. Una violencia desatada, también forma parte de esa arrolladora experiencia cinematográfica que son Los odiosos ocho. Para terminar con actuaciones memorables de actores consagrados y de otros que se consagran.
A nosotros nos gustó mucho, aunque siempre hay gustos para todos… 😉 Tal vez hayamos de ver la versión extendida en Ultra Panavision 70 que dan en el Phenomena.
No se podía esperar que J.J. Abrams realizara un reboot tan magistral como el que hizo con Star Treck en el 2009. Y ciertamente no lo ha conseguido. Si asististeis al estreno del episodio IV en el 77, querra decir que ya teneis unos añitos y que, ciertamente, esperabais mas. No una bonita re edición de la misma película, con un Han Solo muy mayor y una Leia con demasiado flow.
Siento decir esto, porque siempre fui un fan acérrimo, pero no entiendo porque han debido de casi copiar los argumentos de la primera trilogía. Ya se que todo el mundo echa pestes de los primeros episodios I, II y III, pero sin duda se merecían un poco mas de crédito. En ellos siempre encontramos una nueva trama, un giro inesperado, o una visión de la mejor Space Opera. Ahora hacemos una repetición de la película que estrenó la saga. Me sonrojo.
En este episodio VII parece que se les acabaron las ideas y debían repetir lo que sabían que todos los fans adorarían. Una vuelta a los orígenes de la primera película de Star Wars. Pero es que no se trataba de hacer homenajes. Se trataba de ir más allá. Todos queríamos mucho más. Y alguien no ha estado a la altura requerida. Por favor, busquen al responsable y devuélvanle a la mesa de despacho que no debió abandonar jamás.
Bueno. Esto no da para mucho. Es una gran película de Star Wars, pero repetida. Debéis verla !!.
Cierto es que no he visto la película en alta definición, ni siquiera en un buen cine. Sin duda, no eran los condiciones mas óptimas, pero tampoco se necesita nada más para apercibirse de los hechos. Es un peliculón.
Después de unos episodios aptos para todos los públicos, con aventuras hechas para niños comeganchitos y mocosos aplaudidores, llega por fin la esencia del Mad Max original, el que nos sedujo en la primera entrega y al que buscábamos incansables durante años.
Por fin, el director George Miller, devuelve las cosas a su justo lugar, y nos enseña de lo que es capaz con el presupuesto imprescindible para soberbiamente resetear la saga que creó, hace ya 30 años. Una «road movie» que nos muestra el lado mas salvaje del universo de Max en una única persecución infernal donde no hay espacio para las tonterías de rigor.
Aparece algún niño eviscerado del vientre de su madre moribunda. Y es así como debe ser. No esperábamos menos del genio de Miller. Algún crítico encontrareis por ahí, que os hablará sobre motivaciones de los personajes y no se que trascendentes reivindicaciones. No hagáis caso, solo es Mad Max en estado puro, y una Charlize Theron que se sale.
“Gozer el Gozeriano, Gozer el destructor, Gozer el Viajante vendrá en una de las formas preescogidas. ¡Durante la rectificación del Vuldronaii, El Viajante toma la forma de un gran torb! Luego, en la tercera reconciliación del último suplicante de los Meketrex, escogieron otra forma para él: ¡la de un enorme Sloar!! Muchos shubs y zuuls descubrieron lo que era asarse en fondo del sloar aquel día, y lo aseguro”.
La historia del alpinismo esta sembrada de polémicas que casi nunca son resueltas. En este caso, la primera ascensión y consecución de la cumbre del Nanga Parbat por la arista Rupal en 1970, protagonizada por los hermanos Messner, se vió ensombrecida por la muerte de Gunter, cuando sin ayuda de su equipo y tras una noche en unas condiciones extremas, sin suministros ni cuerdas, los hermanos se vieron obligados a bajar por la cara Diamir y Gunter, rezagado, falleció víctima de un alud.
Ademas de su jefe Karl Herrligkoffer, dos miembros de la expedición, Hans Saler y Max von Kielin, sembraron las dudas en sendos libros, acerca de si Reinhold había abandonado a su hermano en las cumbres del Nanga Parbat, porque le ralentizaba la marcha y para hacerse con toda la gloria de una hazaña sin parangón; y cabe resaltar, que Reinhold les dió sobrados motivos de rencor al convertirse en el mejor escalador de las siguientes décadas y al casarse con la mujer de uno de ellos. La presión mediática en Alemania, fue muy dura con Messner en aquellos tiempos.
Al cabo de 35 años, en 2005, Reinhold pudo confirmar su versión, al encontrarse los restos de su hermano en el glaciar Diamir a 4300 metros de altura, lo que corroboraba sin atisbo de duda que Reinhold nunca lo abandonó. Es curioso observar como gente que jamás se han encontrado en las terribles circunstancias a las que los escaladores de altura se someten, son capaces de hablar sin el respeto adecuado sobre eventos que jamás podrán comprender. Existe literatura al respecto como el libro de Messner «La montaña desnuda», y también esta película, que describe los hechos.
Una vieja película que vi hace muchísimos años ya y que sucedía en una lúgubre Estación Polar donde se experimentaba con monos y donde los personajes pugnaban por sobrevivir mientras una desconocida amenaza los iba atrapando uno a uno. La Cosa y otras películas bebieron de las fuentes de este clásico.
Durante mucho tiempo he buscado el titulo en internet infructuosamente. Si buscáis, aparece la «Estación Polar Cebra» de siempre. Pero hace poco apareció este link que nos lleva directos al titulo. Luego, con una búsqueda mas razonable encontramos la película en si. Muy recomendable.
Llevo como quince días recomendando a todo el mundo esta película. Supongo que ya no es de extrañar, que vosotros también debáis sufrir esta tortura. Es hora de ir a ver esta película por varias razones. Aquí teneis unas cuentas. Usadlas a discreción.
Soberbia.
Porque es una magnifica película que nos retrotrae al cine que se hacia en los 50’s. Donde había un tempo diferente. Al menos, los principios de la película, nos sumergen en un cine de formato clásico. Un cine que del que ya casi no disfrutamos últimamente, atrapados por la inmediatez de unos efectos especiales que quieren epatar pero que no pueden sustituir una gran historia. Pero esta película no es eso. Habla de relaciones humanas. Trasciende los limites del formato de ciencia ficción esperable. Debo volver a verla.
El planeta se nos va de las manos.
En la película aparece muy bien reflejado el efecto Dust Bowl que sucedió en los años de la depresión Americana allá por los años 30 del siglo pasado en las grandes llanuras de EEUU, azotadas por gigantes tormentas de polvo que arrasaban un suelo, consecuencia como no podía ser de otra manera, de la sobreexplotacion y de los errores que esta humanidad voraz deja a su paso. En nuestra era, estamos jugando con fuego y el calentamiento global llama a nuestra puerta. No tenemos backup para la ecología de un mundo al que este virus humano le trae sin cuidado.
La carrera espacial esta en mantillas.
Estamos totalmente a merced de lo que ocurra en esta barca que surca los océanos del espacio sin ningún rumbo prefijado. No sabemos hasta cuando ni hasta donde nos llevara este viaje que ya dura unos cuantos millones de años. Sea durante nuestra vida o no, estamos abocados a sucumbir victimas de cualquier cataclismo cósmico que afecte a nuestro planeta, a nuestro sol o a nuestra galaxia. Seria largo de enumerar los peligros que podrían acabar con nosotros. Pero los dinosaurios, aquellos dominadores de hace 65 millones de años, nos contemplan desde el Hall of the Fame de las especies que han cruzado el umbral de la total extinción. ¿seremos nosotros los próximos?
La estupidez humana.
Vivimos años oscuros, dominados por el miedo y la falta de liderazgo. Vivimos en un vergel que no sabemos manejar ni respetar. Nuestra vida es un futil parpadeo sin sentido porque no somos capaces, como especie, de articular caminos que nos saquen de una sociedad arcaica donde el reparto justo de los bienes esta en manos de clases o castas de dirigentes que no saben o no quieren mirar mas allá de sus propios intereses. Debemos superar esta etapa y asociarnos de formas diferentes para conseguir salir de esta rueda de hámster humana que nos hemos montado. Miles de millones de vidas trabajando para producir unos bienes perecederos que son fagocitados y consumidos. Vidas desaprovechadas en luchas fratricidas o en esfuerzos ímprobos para conseguir lo mas básico. Somos tan estúpidos como siempre hemos sido. En la película también, veréis la estupidez de nuestra sociedad actual, reflejada.
Hacia donde vamos.
Debemos diversificar nuestros esfuerzos. Como especie, debemos saber a donde vamos. Estamos aquí, no para luchar por sobrevivir, sino para tener un futuro mejor. Para que nuestros hijos tengan un porvenir en donde puedan explorar sus limites como personas y donde las oportunidades de vida sean una constante perfectamente establecida para todos. Nuestro horizonte esta en la conquista espacial y en encontrar nuevos planetas que puedan albergarnos como especie. Estamos a muchos años de conseguirlo y mas lo estaremos sino cambiamos nuestra mentalidad cortoplacista y no dejamos de desperdiciar inmenso recursos en guerras de todo tipo, convencionales o económicas. La posibilidad de cambiar este panorama está en nuestras manos consiguiendo cambiar el status quo. La fuerza y los recursos que se acumulan en este planeta son ingentes y puestos al servicio de un objetivo común mas allá de las estrellas, podría ser lo que marcara la diferencia en innovación tecnológica y el motor que cambiara nuestra sociedad desde los cimientos. Esta película nos muestra esa esperanza como algo tangible que debería abrir nuestras mentes y nuestro imaginario colectivo a un sueño de libertad factible, donde la humanidad se reencuentra con su destino en la exploración espacial. Nuestra última frontera. Por eso debéis verla.
No es Matrix pero tiene un punto. No es 2001 una odisea en el espacio, pero comparten planteamiento y formas de ver un destino que nos aguarda en las estrellas. Pero sin duda, Interestellar es una gran película que debéis ir a ver urgentemente si quereis poder hablar como Sheldon Cooper, sobre Relatividad General, Multiversos y causalidad en cualquier tertulia que se precie.
La película suscita varios interrogantes y es interesante comprobar como se reinterpreta de forma diferente según el espectador. De nuestro director favorito de Batman, responsable de la mejor trilogía del murciélago que se recuerda, Christofer Nolan nos lleva a un viaje por el espacio y por las relaciones humanas digno del mejor cine con mayúsculas.
Ahora no hay superhéroes, aunque tal vez, nuestro protagonista comparte las características que todos esperamos encontrar en uno. Sus convicciones, son el entramado que sostiene una aventura iniciática que recorre los infiernos de los viajes espaciales y en la que el futuro de la humanidad esta comprometido.