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Comentaba que en este país no se realizan las ventas de garaje que son muy tipicas en Estados Unidos. Alli la movilidad es alta y cambiar de ciudad o de estado es algo relativamente común en las vidas del americano medio. En busca del mejor trabajo u oportunidad, no les importa abandonar su barrio, su ciudad o a su madre para emprender de nuevo en otro lugar.
Y habitualmente, deciden desprenderse de casi todo, para ahorrar en la mudanza. O simplemente deciden deshacerse de lo que les llena el altillo. O bien, han pensado en cambiar el mobiliario. Por varias razones, montan unas mesas en su calle, ofrecen limonada, se anuncian en el vecindario y llevan a cabo lo que se conoce como ventas de garaje.
Son el mejor lugar para conseguir aquella ganga que nunca soñasteis encontrar. Aquellas cámaras analógicas de nuestros padres. Monedas de relumbrón a cuatro duros. Colecciones de casi cualquier cosa que requieren rematarse al mejor precio. Ropas y enseres de toda condición que os pueden sacar de un apuro. Un espectáculo de libre mercado en cualquier esquina.
En nuestro país, esto no ocurre. Si montáis algo asi, tendréis a la guardia urbana en diez minutos, pidiéndoos un permiso, tasa, impuesto o lo que sea. Aquí, nadie se desprende de nada hasta que la parca te hace la visita. Atesoramos hasta el final todo lo que hayamos tardado una vida en conseguir. Tal vez, regalemos cosas. O las donemos, en caso de ropa y eso. En algún caso, revendemos la tele, o el pc. Incluso, si os falta espacio, dejareis muebles y trastos en cualquier esquina para que desaparezcan barridos por el ayuntamiento o por cualquier trapero reconvertido. Pero dicharacheras ventas de garaje no ha lugar.
En nuestra sociedad, todo acaba en mercadillos de segunda mano o en espacios como los Encantes en Barcelona, donde muebles, fotos, enseres y reliquias que en su dia formaban un hogar son revendidos a precios de saldo en una pira continua de vidas pasadas que han tocado a su fin. A mi me encantaría hacer una venta de garaje. Me gustaría aportar una tortuguera sin uso, unas persianas del ikea que nunca utilizé, viejas ropas que inundan armarios o tal vez vender aquellos horribles cuadros que nunca colgaré. En fin, solo eran tonterías que me rondaban la cabeza.
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Se doran unas gambas rojas en una base de aceite de oliva durante unos pocos minutos. A continuación se retiran las gambas, y se dora el pollo de corral sin las pechugas hasta que este hecho, tal vez unos diez minutos. Se retira el pollo y en el mismo aceite se sofríe una cebolla picada fina. Cuando este transparente se añaden dos tomates sin piel y un puerro picados. Se deja que todo se reduzca y cuando el sofrito esta hecho, se añade el pollo, un vaso de cava brut y un vaso de agua.
Se deja que haga chup chup a fuego lento durante cuarenta y cinco minutos, añadiendo una cucharadita de harina para espesar la salsa y al final, se añaden de nuevo las gambas en los minutos finales. Se sirve y se come. Y si habéis seguido las instrucciones será un plato muy sabroso y ligero, que dara luz a cualquier sábado del año. La versión de este plato, con picada de almendras es también posible, pero no imprescindible.
Podeis acompañarlo de una ensalada con tomate. Desgraciadamente, no hicimos foto. Pero no importa, os añadimos este crop de la GR que siempre viene bien.
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Cinco días en Marruecos, concretamente en Fez, albergados en el Riad Baba y disfrutando del tipismo de los lugareños y su hacer costumbrista en un país que no acaba de salir de la decadencia. Excursión al desierto de Merzouga donde pasamos una noche entre jaimas y camellos. Bello paraje que nos resetea la mente. Final y principio de todo.
Fotos tiradas con la Olympus Epl-2, incluida la del mono. Espero que os gusten.