Después de tener el baúl varado en la terraza durante muchos meses, me decido a darle una capa de aceite de linaza para nutrir la madera y darle un poco de prestancia. También le doy al metal, adquiriendo este una fina capa de oscuridad, pero donde aun se ven los efectos del oxido en los diferentes materiales.
Esto no esta acabado. Algún día le aplicaré alguna otra cosa. Tal vez algún acelerador de la oxidación para subirle el color y un fijador a continuación. Lo importante es mantener los proyectos abiertos. Ahora mismo, me sirve de armario donde guardar los productos y herramientas de otros proyectos en madera, que últimamente estoy acometiendo con grandes resultados.
La jefa estaba cabreada. Siempre debe ser el sujeto de atención.
Sabiendo que una madre es 21 años mayor que su hijo y en 6 años el niño será 5 veces menor que ella, tenemos toda la información necesaria para responder a esta pregunta:
Si los encuentras en 7 segundos, tu cerebro es más rápido que el de las personas normales. Si los encuentras en 1 minuto, tu cerebro tiene un rendimiento normal. Si tardas de 1 a 3 minutos, tu cerebro responde algo lento, comer más proteínas te ayudará. Si tardas más de 3 minutos, tu cerebro es muy lento, practica con más ejercicios de este tipo. No es una broma, los bebés están ahí ¡¡¡
En los últimos años, los avances en inteligencia artificial han crecido hasta consolidar esta tecnología como uno de los campos más prometedores del siglo XXI. Para comprender su alcance es necesario remontarse al inicio del concepto de IA, cuando el precursor de la informática moderna, Alan Turing, estableció las bases teóricas que sirvieron para promover la noción de una computadora capaz de poseer inteligencia abstracta y sensitiva.
Alan Turing afianzó su trabajo con la redacción del test de Turing, una prueba creada para demostrar la inteligencia de una máquina. Muchas primaveras han pasado desde entonces, y a lo largo de los años, la iniciativa e ilusión de este científico se han contagiado para convertir el florecimiento de la IA como el rumbo de muchos profesionales con la pretensión de lograr el siguiente gran paso de la humanidad.
Si citamos la praxis histórica, es indispensable reparar en la etapa del Boom informático acontecida en las últimas tres décadas del siglo XX. La Inteligencia Artificial vivió esta época como un tiempo de constante evolución. Todos los campos de la computación fueron mejorados a un ritmo abrumador; a partir de este periodo, la tecnología de un determinado momento no sería más que un ínfimo remanente comparada con la disponible en la década siguiente.
El perfeccionamiento en IA quedó encarnado cuando la computadora “Deep Blue” fue capaz de vencer al campeón mundial de ajedrez Gari Kaspárov en una partida que pasó a la historia como un hito compartido del deporte y la tecnología. El mismo ajedrecista calificó a la máquina como un ente creativo capaz de razonar igual que una persona. Así pues, se contextualiza el descomunal avance desde los primeros transistores hasta la robótica actual.
El desarrollo en inteligencia artificial se sostiene en gran medida por ser un tema muy contemplado en la cultura popular, suscita tanto interés que se distingue como un exponente enormemente teatralizado dentro del marco de la ciencia ficción. Podrían ser mencionadas un sinfín de obras, algunas de ellas grandes ejemplares del séptimo arte como “Terminator”, “Matrix”, “2001 Space Odissey” o “Blade Runner”. En el arte literario pueden destacarse volúmenes escritos por Isaac Asimov o Daniel H. Wilson, como por ejemplo “Yo, Robot” o “Robopocalypse”. El impacto cultural de este género es innegable. En consecuencia, la inteligencia artificial ha alimentado la imaginación de científicos y gente corriente por igual.
El día que programemos una mente artificial plenamente consciente de sí misma y con un genio equiparable o superior al nuestro, habremos forjado la llave que impulsará el progreso tecnológico universal; no obstante, la consecución de una inteligencia digital independiente y creativa podría suponer un enorme riesgo para el ser humano. Es plausible suponer que una máquina con un entendimiento afín al descrito podría llegar a dirigirse de manera hostil a la humanidad si su sistema no lo vetara de ninguna forma. No es un tema que actualmente nos afecte de manera práctica, pero constituye una escena morbosamente atractiva que ha sido escenificada múltiples veces.
La Inteligencia Artificial es la protagonista de la nueva era digital y se prevén grandes éxitos en este campo. Su singularidad tecnológica la convierte en el epicentro del progreso en la actualidad. Todavía no somos capaces de construir un cerebro artificial comparable a la psique humana; si bien, gracias a los nuevos avances en IA, por primera vez alcanzamos la visión y mantenemos la dirección adecuada en pos de consolidar semejante hazaña. La IA tiene las propiedades para gestar un desarrollo jamás visto por la humanidad.
¿Se puede reparar una taza rota? Hasta ahora podríamos pensar que cuando una taza se rompe, jamás podrá ser recompuesta como originalmente estaba concebida. Mas aun, siguiendo la constante entrópica mediante la cual el desorden y el caos predominan y se adueñan del universo, una taza rota en ningún caso podrá volver a ser una taza.
Si lo habéis probado, sabréis que recomponer una taza, un vaso o cualquier objeto frágil, es un esfuerzo futil que no conllevará un resultado satisfactorio. Hasta ahora, en nuestra sociedad de consumo, ya no prestábamos ningún crédito al trabajo requerido para recomponer aquel jarrón que después de veinte años de adornar nuestro hogar, caía victima de la gravedad y se descomponía en mil pedazos.
Pero la cultura japonesa, una vez mas, nos redime de nuestros pecados de juventud. Allí y desde hace cientos de años se dedican a un arte singular, consistente en remedar y arreglar los restos de cualquier loza, para mediante la técnica del Kintsugi, convertirla en una pieza de arte renovada. Cual ave fénix, una taza rota se convierte en un nuevo objeto donde las imperfecciones son reveladas y reivindicadas.
Donde la cicatriz que antaño queríamos ocultar, es mostrada y sublimada mediante metales preciosos como el oro o la plata. Y donde la maestría del artesano resalta y rescata objetos destruidos, convirtiéndolos en joyas de mas valor del que tenían originalmente. Me pregunto si sois capaces de observar los paralelismos existentes entre una taza de porcelana y la frágil naturaleza humana. ¿Es esta técnica ancestral aplicable en la reparación de los daños físicos o psíquicos que sufrimos a lo largo de nuestra vida?
Tengo un jarrón de cristal azul, traído de Mallorca este verano, que sé que tarde o temprano, perecerá victima de la Gata Medicinal. En cualquier caso, ahora tengo una estrategia al respecto y cuando ocurra lo inevitable, guardaré los pedazos para mi particular proyecto de Kintsugi. Si queréis saber mas, no os perdáis la historia ni esta web especializada donde parece que venden lo necesario. Ya me contareis.