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Cerró Vinçon victima de su gran tamaño. Lo vimos también en restaurantes que no supieron adaptarse a las crisis. Si no puedes mantener los costes de una infraestructura muy grande, llámese alquiler o personal o lo que sea, debes reducir el tamaño de todo (y sus gastos) hasta un nivel que puedas resistir. Las empresas deben ser flexibles como acordeones. Estirarse en tiempos de bonanza y reducirse en tiempos de crisis.
Pero a lo que íbamos. Cerró Vinçon pero abrió RS-Barcelona. Allí encontrareis objetos de rabioso diseño. De una frescura sin igual. Podréis resarciros por fin y experimentar otra vez con nuevas posibilidades. Desde mesas, sillas y bancos, pasando por sofás y soluciones de almacenaje con unos acabados que no se parecen a nada sueco. También hay mesas de ping-pong, futbolines, radios y otros artilugios con los que perder el tiempo.
No tenéis que entenderlo todo. La tienda os enseñará sus tesoros y hasta el 31 de enero, tenéis un 10% de descuento. Para mi, era una compra imprescindible, esos tiestos de cemento que evocan las antiguas baldosas de los pisos de Barcelona y de otras ciudades del Mediterráneo. Una ensoñación que nos habla de lo que estamos hechos. Del barrio que pisamos cuando jugábamos en la calle. Un lugar del que, aunque nos hayamos alejado, seguirá en nosotros, muy dentro, hasta el ultimo de nuestros días.