Tifones, huracanes y ciclones son un mismo fenómeno meteorológico que designa la manifestación más violenta de las depresiones tropicales, capaz de liberar una potencia equivalente a 10 veces la bomba de Hiroshima. El tifón que se ha abatido sobre Filipinas es la denominación asiática para un fenómeno que en el Caribe se nombra como huracán y en las regiones tropicales, como ciclón, informa France Presse.
Los ciclones, término genérico para estas manifestaciones de torbellinos, se dividen por la escala de Saffir-Simpson en cinco categorías según la fuerza de los vientos máximos y el alcance de los daños potenciales.
El supertifón Haiyan es un tifón de categoría 5, la más alta, con vientos máximos estimados en 315 kilómetros por hora y ráfagas que pueden llegar a los 380 kilómetros por hora, según la agencia meteorológica japonesa y el centro estadounidense de previsión de ciclones tropicales.
En el culmen de su intensidad, la presión en su centro oscilaba, según los cálculos, entre 870 y 895 hectopascales (hPa). Podría ser la más violenta medida hasta el momento. El récord anterior lo ostentaba el Tip, en el océano Pacífico, con 870 hectopascales registrados el 12 de octubre de 1979 y vientos máximos estimados entonces en 305 kilómetros por hora, según Météo France. Cada año, entre junio y octubre, las islas Filipinas son barridas por una veintena de grandes tormentas. En el mundo, 80 tormentas o ciclones se forman al año sobre aguas tropicales.
El ciclón es un fenómeno de mares cálidos: para que se desarrolle hace falta que la temperatura del océano sobrepase los 26 grados. Como el huracán saca su energía del calor generado por el mar, tras su paso las aguas se enfrían. El ciclón desempeña así el papel de una enorme “válvula de seguridad” que evacua el exceso de energía acumulada por los océanos en las zonas tropicales.
Los ciclones miden entre 500 y 1.000 kilómetros de diámetro y están provistos de un centro relativamente calmo, llamado el “ojo del huracán”. Cuando llega a un continente se debilita progresivamente, no sin haber causado daños a menudo importantes, debidos a las lluvias y los vientos violentos. A esto se añaden fenómenos marítimos muy peligrosos como el gran oleaje generado por el vendaval, que se desplaza más rápido que el ciclón (a veces se divisa hasta 1.000 kilómetros antes que el ciclón). El nivel del mar puede también elevarse varios metros. Es la “marea de la tormenta”, que provoca fuertes inundaciones.
Seguida por los satélites, la trayectoria de un ciclón es objeto de vigilancia internacional, coordinada por la Organización Meteorológica Mundial, con centros en Miami, Tokio o Honolulú.
Washington. (EFE).- Los científicos del Instituto Smithsonian han identificado al olinguito como la primera especie de carnívoro descubierta en las Américas en los últimos treinta y cinco años, según un artículo que publica la revista ZooKeys.
El olinguito (Bassaricyon neblina) se ha observado en la jungla, hay especímenes en museos y se le ha exhibido en zoológicos de todo el mundo, pero por más de cien años ha sido víctima de una identidad falsa, ya que hasta ahora se le creía herbívoro.
El animal luce como una mezcla de gato doméstico y osito de peluche, y según los científicos debe ubicarse en la familia de los Proyonidae que comparte con los mapaches, coatíes Kinkajous y olingos.
El olinguito pesa alrededor de un kilogramo, tiene ojos enormes y un denso pelaje de color ocre, y es nativo de las junglas de Colombia y Ecuador envueltas en las brumas, de dónde le proviene su apellido «neblina».
Además de ser el último miembro identificado en su familia, el olinguito tiene otra distinción: es la especie más nueva en el orden de los carnívoros, señala el artículo.
«El descubrimiento del olinguito nos recuerda que todavía no se ha explorado todo el mundo y algunos de sus secretos más básicos todavía no se han revelado», señaló Kristofer Helgen, curador de mamíferos en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian en Washington.
«Si aún podemos encontrar nuevos carnívoros ¿qué otras sorpresas nos aguardan?» comentó Helgen, quien dirigió el equipo científico. «Hay tantas especies en el mundo que la ciencia todavía no conoce. El documentarlas es un primer paso para comprender plenamente la riqueza y diversidad de la vida en la Tierra».
Este descubrimiento requirió diez años de trabajo y ni siquiera fue la meta original del proyecto que buscaba completar el primer estudio integral de los olingos, un conjunto de especies de carnívoros que viven en los árboles y pertenecen al género Bassaricyon.
El equipo de Helgen, que calificó hoy durante su presentación a este mamífero como su «más excitante descubrimiento», quería determinar cuántas especies de olingos había, y cómo están distribuidas.
Inesperadamente un examen detallado de más del 95 por ciento de los especímenes de olingos en los museos de todo el mundo, junto con análisis de ácido desoxirribonucleico y la revisión de datos de campo históricos reveló la existencia del olinguito, una especie antes no descrita.
La primera pista provino de los dientes y el cráneo de olinguito, que eran más pequeños y tienen forma diferente que los de olingos. El examen de pieles en los museos mostró que esta especie nueva era también más pequeña y tenía un pelaje más largo y denso.
Los registros de campo mostraron que el olinguito vivía en un área única del norte de los Andes a elevaciones de 1.500 a 2.700 metros sobre el nivel del mar, mucho más altas que el hábitat de las especies de olingo conocidas.
Todos estos datos provienen de especímenes recolectados a comienzos del siglo pasado, y el paso siguiente para Helgen y su equipo fue determinar si los olinguitos todavía viven en la jungla.
El zoólogo Miguel Pinto, en Ecuador, proporcionó la primera prueba de la existencia del olinguito con unos pocos segundos de imágenes captadas con una cámara de video.
Esto motivó una expedición a las laderas occidentales de los Andes que, durante tres semanas, observó a los animales, activos mayormente durante la noche, y documentó aspectos de su vida como que comen principalmente frutas, rara vez bajan de los árboles y tienen una cría por vez.
Los científicos determinaron, asimismo, que el 42 por ciento del hábitat histórico de los olinguitos ya se ha convertido para uso agrícola o urbano.
Cuando leí por primera vez esta novela en los años 80 me gustó y ahora que estoy leyendo la saga completa, pues no deja de entusiasmarme. Pórtico es un universo donde se entremezclan los retos y miserias humanas que nos acompañan en nuestras vidas desde la perspectiva de un explorador espacial, enfrentado al terror de lo desconocido, sus oscuras motivaciones y los vanos intentos por superar los traumas que conforman su existencia.
Temas como el psicoanalisis, la inteligencia artificial, la exploración espacial, la futura historia de la humanidad enfrentados contra tecnologías extraterrestres que nos muestran una saga de descubrimiento y revelación de la mejor ciencia ficción de todos los tiempos.
Voy por el tercer volumen de los cuatro que completan esta gran obra y sin duda es algo que os puedo recomendar porque os encantará. Haceros con el primer volumen y no dejeis de adentraros en el pozo de desesperación del protagonista Robinette Broadhead enfrentado a los terrores, duelos y culpas que nos acechan en el espacio exterior.
Ya cansados de invernalia y de sus soeces intrigas palaciegas, esta historia del fúturo cercano que nos aguarda os pondrá las pilas en este verano donde nunca antes como ahora, se impone un reset total.
Un físico cuántico ha decidido experimentar con su hijo de 14 años la construcción de mecanismos de invisibilidad óptica con materiales baratos, y lo ha conseguido. John y Benjamin Howell han creado tres dispositivos baratos, con los que es posible ocultar objetos grandes.
John Howell, profesor de Física en la Universidad de Rochester (EEUU), con la ayuda de Benjamín, su hijo de 14 años, ha construido tres dispositivos de camuflaje óptico simple y eficaz con materiales de bajo coste. En total, unos 150 dólares.
En varios laboratorios ya se han conseguido capas de invisibilidad a frecuencias específicas con materiales especiales llamados Metamateriales.
La novedad de los tres dispositivos de Howell y su hijo es que demuestran que se puede conseguir la invisibilidad óptica, barata y para objetos grandes. Aunque, eso sí, unidireccional. Esta es su mayor limitación, que solo funcionan en una dirección de observación.
En un artículo que han publicado recientemente en Arxiv, explican las ventajas y limitaciones de los tres métodos que utilizan.
El primer dispositivo es de plexiglás, el segundo utiliza cuatro lentes de 3 dólares, y el tercero, típico de los magos aficionados, utiliza un conjunto de espejos baratos, como se ve en el vídeo que han grabado para mostrar su funcionamiento.
Según Howell, que normalmente se dedica a la investigación en física cuántica, el dispositivo, aunque tiene algunos inconvenientes, es «claramente escalable a grandes dimensiones».
Algo tienen las patatas fritas para provocar que cuando se abre una bolsa no se pueda parar de comer hasta acabarla. Científicos alemanes han estudiado el patrón de actividad que producen en nuestro cerebro y han determinado que la razón de que sean irresistibles no reside solamente en su alto contenido en grasa y carbohidratos, como se creía hasta ahora. Debe haber algo más que las hace adictivas.
En un estudio publicado en febrero de este año en la revista PLOS ONE, los científicos analizaron la activación del cerebro de ratas alimentadas con patatas fritas y de ratas alimentadas con insípida comida estándar.
Hoy, los mismos científicos alemanes han presentado los resultados de sus últimos estudios, que complementan al anterior, en la 245º Reunión y Exposición Nacional de la Sociedad Americana de Química.
“Hemos extendido el estudio a un tercer grupo de ratas alimentado con una mezcla de grasas y carbohidratos en proporciones similares a las de las patatas fritas” explica a SINC Tobias Hoch, investigador de la Universidad de Erlangen-Núremberg (Alemania) y autor principal.
Los resultados de las resonancias magnéticas mostraron que los animales alimentados con patatas fritas experimentaban una mayor activación de regiones del cerebro relacionadas con el sistema de recompensa, la ingesta de comida, el sueño y áreas motoras.
Estas ratas reaccionaron mucho más que las alimentadas con comida estándar o con la mezcla de grasas y carbohidratos, lo cual demuestra que el efecto adictivo de las patatas fritas no puede explicarse solamente por su contenido calórico, como estudios previos sugerían.
“En futuras investigaciones intentaremos determinar cuál es el compuesto de las patatas fritas que provoca estas reacciones en el cerebro” explica Hoch.
La gula es un factor clave en el sobrepeso y, curiosamente, suele estar provocada por alimentos con un alto contenido en grasas o azúcar.
Según Hoch, el hecho de que a algunas personas no les atraigan estas comidas reside en que “posiblemente la intensidad con que se activan los sistemas de recompensa en los individuos varía en función de su gusto”.
El investigador dice que, si la ciencia consigue desvelar cuál es el componente que activa el circuito de la recompensa del cerebro, podrían desarrollarse nutrientes que al añadirse a estos alimentos inhiban su efecto. “Ayudaría a bloquear esta atracción por los snacks y los dulces” asegura Hoch.
Por otro lado, el científico añade que hasta ahora no hay evidencias de que se pueda hacer lo equivalente con comida sana y poco popular. Es decir, no hay planes para añadir ingredientes a las coles de Bruselas que activen positivamente zonas clave en el cerebro.
El epidemiólogo Ernesto Ruiz-Tiben, de 74 años, está a punto de culminar la campaña de erradicación del horroroso gusano de Guinea, a la que ha dedicado las últimas tres décadas de su vida.
Es un animal de un metro de longitud, que debió de acompañar a las legiones romanas, a los constructores de las pirámides de los faraones y al resto de grandes civilizaciones de la Antigüedad. Hasta el siglo XX, el animal extendía sus dominios por medio mundo, pero ahora está acorralado en un puñado de rincones de África. Y el puertorriqueño Ernesto Ruiz-Tiben lleva 30 años empeñado en hacerlo desaparecer por completo de la faz de la Tierra. “Nuestro objetivo es llevarlo a la extinción”, resume este epidemiólogo, nacido en 1939 en Ponce, en la orilla del mar Caribe. Será, si tiene éxito, el primer animal extinguido a propósito por el ser humano.
El animal es el gusano de Guinea. La primera vez que Ruiz-Tiben lo vio cara a cara fue en 1986 en Bannu, una aldea paquistaní al pie de las montañas de Waziristán por la que hoy se pasean los terroristas de Al Qaeda. El bicho acababa de agujerear la pierna de un joven desde dentro y asomaba la cabeza por el boquete, como un espagueti con vida. Por entonces, había 3,5 millones de personas, repartidas por 20 países de África y Asia, con el gusano de Guinea pululando por sus tripas y asomando por sus piernas o sus genitales.
La historia se repetía una y otra vez: una persona de una región llena de miseria bebía agua estancada de un charco, ingiriendo unas diminutas pulgas de agua que hacen de taxi para las microscópicas larvas del gusano. En unos días, las larvas habían cruzado la pared del intestino humano para convertirse en gusanos adultos. Sin que la víctima lo supiera, los gusanos machos y hembras empezaban a copular en su abdomen o cerca de sus pulmones.
Los machos morían tras el acto sexual, pero las hembras seguían creciendo dentro de la persona. Cuando alcanzaban el metro de longitud, avanzaban bajo la piel del enfermo retorcido por el dolor, hasta que salían al exterior a través de un agujero ardiente, normalmente de cintura para abajo. Lo que en el mundo desarrollado sólo se veía en la película Alien era el día a día en las aldeas remotas de África. Hasta 40 gusanas de un metro han llegado a brotar al alimón de una misma persona. Y si la víctima acudía a un lago para refrescar la herida abrasadora, las gusanas aprovechaban para descargar cientos de miles de sus larvas microscópicas al agua, comenzando de nuevo el ciclo. El gusano es incapaz de vivir sin los humanos.
“Esta es la clásica enfermedad olvidada de la gente olvidada. Que exista es un anacronismo, un reflejo de la pobreza”, lamenta Ruiz-Tiben, director del Programa de Erradicación del Gusano de Guinea en el Centro Carter, la organización sin ánimo de lucro fundada en 1982 por el expresidente de EEUU Jimmy Carter. El gusano no suele ser letal, pero genera más pobreza allí donde ya hay miseria a raudales, al impedir a los niños ir a la escuela y a los adultos cultivar el campo o criar el ganado. Además, los orificios de salida del gusano de Guinea se suelen infectar, formando dolorosas úlceras que pueden acabar en la muerte en estas regiones remotas, donde los médicos y los hospitales son sólo palabras.
Hoy en día, sin embargo, la enfermedad provocada por el gusano de Guinea, la dracunculosis, ya no existe en Egipto ni en la mayor parte de los territorios antaño trufados de gusanos. En 1986, el Centro Carter se unió a la Organización Mundial de la Salud y a UNICEF para erradicar el parásito y desde entonces ha liderado la campaña de exterminio. De los 3,5 millones de casos de 1986 se ha pasado a tan sólo 542 en todo el mundo en 2012. Es una reducción del 99,999%, que hace sonreír a Ruiz-Tiben, director de la campaña desde 1998 pero implicado en ella desde 1981. “Será la primera enfermedad parasitaria que se erradique, y sin vacunas ni medicamentos”, anuncia.
Como suele ocurrir con las enfermedades de los más pobres, ninguna compañía farmacéutica intentó en serio desarrollar un tratamiento contra el gusano, así que el epidemiólogo y su equipo se han tenido que apañar durante 30 años con campañas de educación, para que los habitantes de las aldeas afectadas no beban directamente de aguas estancadas. Además, se han repartido unos diez millones de filtros de nailon para poder beber agua contaminada sin riesgo. Gracias a esta estrategia, los dominios del gusano se han reducido básicamente a un último reducto, en el país más joven del mundo, Sudán del Sur, donde en 2012 se registraron 521 casos. El resto aparecieron en Chad (10), Mali (7) y Etiopía (4). El gusano está dando sus últimos coletazos. La OMS calcula que en 2015 el parásito habrá desaparecido para siempre del planeta.
Sin embargo, Ruiz-Tiben, tras tres décadas de batalla y tan cerca de la victoria, ve ahora cómo la línea de meta se aleja. En Mali, la guerra entre Francia y los grupos vinculados a Al Qaeda ha obligado a detener el programa de erradicación. El gusano, cuando estaba a punto de claudicar, podría renacer en la tierra de Tombuctú. “Hasta que no termine el conflicto, no podremos saber si se ha intensificado la enfermedad ni cuántos brotes habrán surgido”, explica Ruiz-Tiben. Ya ocurrió en Chad en 2010, cuando se registró un brote de 10 casos de dracunculosis después de una década sin ver al parásito en el país. Así que el epidemiólogo no vende la piel del gusano antes de cazarlo.
El médico Donald Hopkins, una leyenda de la erradicación de enfermedades, es el jefe de Ruiz-Tiben en el Centro Carter. Dirige todos los programas de salud de la organización y encabezó, en la década de 1970, la campaña para erradicar la viruela en Sierra Leona. Sabe que están a punto de exterminar a una especie animal a propósito, por primera vez en la historia. “No me da ninguna pena. Es un animal terrible, que impide a los niños ir a la escuela y a los jóvenes dedicarse a la agricultura”, explica. “El aspecto del gusano de Guinea es horrible, pero es peor todavía cuando ves el dolor que causa en las aldeas”, subraya.
Hopkins lleva más de 30 años combatiendo el gusano codo con codo con Ruiz-Tiben. Se conocieron en 1981, cuando ambos trabajaban en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU. Y ambos flanquearon al expresidente de EUU Jimmy Carter el pasado 17 de enero, cuando comparecieron para anunciar que el parásito se encontraba acorralado y que todo estaba listo para erradicar la segunda enfermedad humana de la historia, tras el exterminio del virus de la viruela en 1977.
Pero no se confían. Hopkins y Ruiz-Tiben recuerdan su viaje en 2007 a un poblado de Ghana, en el que la corrupción de las autoridades locales había permitido que las fuentes de agua fueran contaminadas por el gusano de Guinea. “Era terrible, teníamos a 200 personas infectadas delante de nosotros, en su mayoría niños”, recuerda Hopkins. Era un coro de niños llorando, con los gusanos asomando por sus piernas. “Allí supe que teníamos que continuar”, recuerda Ruiz-Tiben. “Y seguiremos hasta que acabemos con el último gusano”.
La mayoría de los mayores de 50 años presenta algún fallo de memoria que inevitablemente les lleva a pensar en el fantasma del Alzheimer, sin embargo esto es un síntoma propio de la edad y no de una enfermedad.
Es frecuente no poder recordar el nombre de un individuo, entrar en una habitación sin saber qué se iba a buscar, olvidar el título de una película, dónde se dejaron las gafas o las llaves.
Muchas personas se preocupan (a veces en exceso) por estos olvidos. De aquí una afirmación importante: “Quien es consciente de padecer estos olvidos es quien no tiene problemas serios de memoria” pues quien padece una enfermedad de la memoria no tiene consciencia de lo que le pasa, esto se llama Anosognosia, una palabra médica que significa no darse cuenta de lo que le ocurre.
La Anosognosia (del griego: a, prefijo privativo + nosos, enfermedad + gnosis, conocimiento: «desconocimiento de la enfermedad») es la situación patológica referida a los pacientes con problemas neurológicos (cognitivos) que no tienen percepción de sus déficits funcionales neurológicos.
La Anosognosia es por tanto una negación de la propia patología neurológica: El paciente no admite que realmente le pasa algo siendo la causa de este déficit un daño orgánico que realmente está impidiéndole dicha percepción.
B. Dubois, profesor de neurología del Chu Pitié Salpêtrière, acuñó una didáctica explicación válida para la mayoría de los casos de personas preocupadas por sus olvidos:
“Cuanto más se quejan los sujetos de su memoria, menos probabilidades tienen de sufrir una enfermedad de la memoria”.
Quédense tranquilos porque no es Alzheimer…son los años.
No se porque me gustan las hormigas. Supongo que representan un refugio mental, unas vacaciones temporales de la realidad que me rodea en un macrocosmos de seres que conviven con nosotros. viven en sociedad y van a lo suyo sin importarles nada de nuestro universo. Muy probablemente, nos sobreviviran cuando hayamos acabado con el planeta.
Aqui os dejo un post del magnífico blog historias de hormigas que Jose Maria Gomez Durán alimenta desde Madrid con historias que os dejarán asombrado. Para los aficionados a las hormigas es todo un descubrimiento. Sus videos, investigaciones y aporte al conocimiento de estos insectos son todo un hallazgo.
Esta pequeña y velocísima avispa neoneurina de apenas 2 mm, parasitoide de obreras de la hormiga Cataglyphis ibericus –que describí con el profesor Achterberg en un reciente artículo– ha sido elegida entre las diez especies más singulares o raras descubiertas a lo largo del año 2011. La elección ha corrido a cargo del Instituto Internacional para la Exploración de Especies (IISE), de la Universidad estatal de Arizona, y un variado elenco de científicos que hizo la selección entre 200 especies candidatas de un total de 18000 descritas en 2011.
Esta lista de 10 especies se da a conocer, desde hace varios años, cada 23 de mayo coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Linneo. Pretende ser una llamada de atención sobre la necesidad de seguir explorando y conservando la riquísima biodiversidad de nuestro planeta.
Ha sido una noticia inesperada y sorprendente. Esta nueva avispilla la encontramos a 80 metros del despacho que ocupo en mi centro de trabajo de Madrid. Las observaciones sobre su comportamiento ovipositor las llevamos a cabo durante mes y medio, en las horas caniculares del verano, en un erial de 100 metros cuadrados. Todo era minúsculo, reducido, limitado. Y todo acontecía a velocidad de vértigo: 5 centésimas de segundo tardaba Kollasmosoma en inyectar su huevo en el gastro de Cataglyphis. Allí, en el erial, esta avispa parasitoide mostraba, es verdad, morfologías y comportamientos insospechados surgidos hace millones de años en su interacción ininterrumpida con la hormiga parasitada.
She packed my bags last night pre-flight Zero hour nine a.m. And Im gonna be high as a kite by then I miss the earth so much I miss my wife Its lonely out in space On such a timeless flight
And I think its gonna be a long long time Till touch down brings me round again to find Im not the man they think I am at home Oh no no no Im a rocket man Rocket man burning out his fuse up here alone
Mars aint the kind of place to raise your kids In fact its cold as hell And theres no one there to raise them if you did And all this science I dont understand Its just my job five days a week A rocket man, a rocket man