Las cámaras antiguas que me compraria hoy.

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Decididos a buscar objetos de colección, os recomiendo volver al pasado y echar un ojo a las camaras telemétricas (rangefinder) de los años 50’s. Os he seleccionado estas, no por su historia o por sus caracteristicas técnicas que las tienen en ambos casos, sino por su belleza. Son la máxima expresion de un estilo y una calidad incuestionable que han perdurado siendo unas herramientas magníficas para los apasionados de la fotografia.

Aunque todavia no se ha inventado la pelicula CMOS de paso universal 24×36 que podamos usar en estas camaras y volcar las imagenes en nuestro ordenador como si fuera una tarjeta SD más (todo llegará), aún las podeis usar poniendoles unos carretes de pelicula estandar, de los de antes de la invención de las cámaras digitales. Si, esos carretes todavia existen y se usan. Recordad que tras hacer las fotos, no debeis abrirlos. Debeis llevarlos a unas tiendas especializadas llamadas laboratorios fotográficos donde tras unos dias, os darán las fotos en papel. (si, papel !¡)

Os pego los mejores links que describen estas maravillas. Son webs especializadas, sin duda las mejores del sector. No os las perdais. Os haran amar estas pequeñas maravillas.

Leica IIIF.

http://www.kenrockwell.com/leica/screw-m…

Leica IIIf

 

Nikon S2

http://www.stevehuffphoto.com/2013/05/06…

Nikon_S2

Canon IV SB

http://www.photoethnography.com/ClassicC…

Canon IV Sb

 

Fuentes de las imagenes:

http://www.kenrockwell.com/leica/screw-m…

http://www.collection-appareils.fr/x/htm…

La leyenda de Kixmi.

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Paseando por Bilbao y enfrente del mercado de la Ribera, pudimos contemplar este mural, obra de Roberto Zalbidea (Santurtzi, 1956) que no pude dejar de fotografiar. He pasado horas, recomponiendo la imagen completa en un stitch descomunal con algunos problemas de alineación que no he podido solucionar.

En cualquier caso, os pego un somero resumen de la leyenda kixmi extraida de este post y no dejo de recomendaros que visiteis Bilbao a poco que podais. Una ciudad tan diferente a como la recordábamos, veinte años atras, que sin duda se merece todos los elogios.

«Kixmi» (monito) es el nombre con que, según la leyenda, denominaban despectivamente los viejos euskaldunes a ese fenómeno nuevo -CRISTO- cuya noticia entonces iba llegando a los pocos pueblos organizados que había en el territorio EUSKALERRIA y del que tanto oían hablar.

Los jentilak o gentiles son unos personajes de la mitología vasca que parecen representar al propio pueblo vasco pre-cristiano. Como los Gigantes de la mitología griega, disponen de una fuerza sobrehumana y tienen la mala costumbre de lanzar grandes rocas sobre sus enemigos.

Una leyenda narra el final de los gentiles, acontecido cuando éstos divisaron una extraña luz en el cielo. No sabían qué podría significar y fueron a buscar al más anciano y sabio entre ellos. Cuando los cansados ojos de éste consiguieron divisar el fenómeno dijo: «Esa luz anuncia la llegada de Kixmi (Cristo), es el fin de la raza vasca.» Y dicho esto, todos los gentiles corrieron a una sima a esconderse bajo tierra.

Como todo lo que se esconde bajo tierra, nos retrotrae a nuestros mas oscuros miedos ancestrales, no dejo pasar la oportunidad de pegaros esta información y la foto retocada. El original eran mas de 21000 pixeles de ancho y mas de 35 mb. Un poco excesivo. Si alguien lo quiere, se lo paso por dropbox. 

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Wilt de Tom Sharpe.

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No hay ningun escritor ingles de humor mejor que Tom Sharpe. Bueno, tal vez si. Leer a Tom Sharpe es como retomar las historias de Guillermo, de Richmal Crompton. En realidad se parecen mucho pero Tom habla de sus alumnos de la escuela Politecnica donde da clases de literatura a Carniceros, Yeseros, Carpinteros… Me resultan tan cercanos… ¿ Como vas a evitar partirte el culo de reir ? 

Tom-Sharpe

—¿Sí? El inspector Flint desconectó la grabadora y miró a Wilt.—¿Sí qué? —dijo Wilt.—¿Es ella? ¿Es la señora Wilt? Wilt asintió.—Me temo que sí —dijo.—¿Qué quiere decir con eso de que teme que sí? Esa condenada mujer está viva. Debería estar usted contento. Y en vez de eso, todo lo que dice es que teme que…Wilt suspiró.—Pensaba sólo en el abismo que separa a la persona tal como la recordamos e imaginamos y la realidad de lo que es. Empezaba a tener recuerdos agradables de ella y ahora…—¿Ha estado usted alguna vez en Waterswick? Wilt movió la cabeza.—Jamás.—¿Conoce al vicario de ese lugar?—Ni siquiera sabía que hubiera allí un vicario.—¿Y no tiene idea de cómo pudo llegar allí su esposa? 

—Ya la ha oído usted —dijo Wilt—. Dijo que había estado en un barco.—Y usted no conoce a nadie que tenga un barco, ¿verdad?—La gente de mi círculo de amistades no tiene barcos, inspector. Quizá tengan uno los Príngsheim. El inspector Flint consideró la posibilidad y la rechazó. Habían comprobado en los registros y los Pringsheim no tenían ninguna embarcación; y tampoco habían alquilado una. Por otra parte, la posibilidad de que hubiera sido víctima de algún fraude gigantesco, un plan complicado y premeditado para presentarle como un imbécil, empezaba a adquirir forma en su mente. Instigado por aquel Wilt infernal, había ordenado exhumar una muñeca hinchable y había sido fotografiado contemplándola lívido en el instante mismo en que cambiaba de sexo. Había ordenado una requisa de pasteles de cerdo sin precedentes en la historia del país. No le sorprendería nada que los dueños de la fábrica iniciaran un proceso exigiendo una indemnización por los perjuicios que les había causado todo aquel asunto. Y, por último, había retenido a un hombre, al parecer inocente, para interrogarle durante una semana y le considerarían, sin duda, responsable de los retrasos y de los costes adicionales de la construcción del nuevo edificio administrativo de la Escuela. Habría, muy probablemente,otras consecuencias estremecedoras a tener en cuenta, pero bastaba ya con eso.Y no podía echarle a nadie la culpa. El único culpable era él. O Wilt. Le miró venenosamente. Wilt sonrió.—Ya sé lo que está pensando —dijo.—No —dijo el inspector—. No tiene usted ni idea.—Que todos somos fruto de las circunstancias, que las cosas nunca son lo que parecen, que hay más de lo que…—Eso ya lo veremos —dijo el inspector. Wilt se levantó.—No creo que me quiera usted para nada más —dijo—. Así que me voy a casa.—No hará tal cosa. Usted vendrá con nosotros a recoger a la señora Wilt. 
 
Salieron al patio y subieron a un coche policial. Mientras cruzaban las zonas residenciales, pasaban ante las gasolineras y las fábricas y cruzaban luego los pantanos, Wilt iba hundiéndose en el asiento trasero del coche con la sensación de que aquella libertad de que había disfrutado en la comisaría de policía se esfumaba. Y, a medida que recorrían los kilómetros, iba reduciéndose más, y se reafirmaba la áspera realidad de la elección, de tener que ganarse la vida, del aburrimiento y de las interminables discusiones mezquinas con Eva, de las partidas de bridge de los sábados por la noche con los Mottram y los paseos en coche los domingos con Eva. A su lado el inspector Flint, sepultado en un hosco silencio, perdía su atractivo simbólico. No era ya el mentor de la seguridad de Wilt en sí mismo, el contrapeso de su incongruencia; se había convertido en un camarada de sufrimiento en el trajín constante de la vida, casi en una imagen especular de la propia nulidad de Wilt. Y delante, después de aquel paisaje liso y lúgubre con la tierra sombría y los cielos nublados, estaba Eva y una vida entera de intentos de explicaciones y contraacusaciones. Wilt consideró un momento la idea de gritar “Pare, pare el coche. Quiero bajarme”, pero el momento pasó. Fuese lo que fuese lo que el futuro le deparara, aprendería a afrontarlo. No había descubierto el carácter paradójico de la libertad sólo para sucumbir de nuevo a la servidumbre de Avenida Parkview, a la Escuela y a los entusiasmos triviales de Eva. Era Wilt, el hombre de la mente de saltamontes.
 
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Veinticuatro aniversario de la masacre de Tian An Men.

 

Desde el 1989, veinticuatro años de historia contemplan la masacre y las matanzas que se produjeron un 4 de junio de ese año en la plaza Tian An Men. Aquellos jovenes que reivindicaban mas democracia y libertad, y que hicieron de esa plaza su lugar de protesta y de reivindicación contra un regimen opresor que solo supo responder con el terror, la violencia y la muerte.

Es curioso como las historias se repiten hoy y ayer en todas las ciudades y culturas del mundo, desde Pekin a Estambul, El Cairo o Madrid. Siendo la respuesta de las clases dirigentes las mismas. Cargando contra los líderes de los movimientos reivindicativos, masacrando y persiguiendo a una juventud que exige cambiar las bases de esta sociedad donde unos pocos privilegiados usurpan la democracia y protegen sus intereses y los de las clases dominantes a las que sirven. Llameseles, Banca, Ejercito, Iglesia, Estado, etc.

Algun día llegará una sociedad mas justa donde podamos ser libres y donde los derechos de los pueblos y sus gentes no deban pagarse con sangre derramada en plazas como la de Tian An Men. Mientras tanto, seguiremos trabajando para la utopia aunque nadie nos escuche.

Masacre Tian An Men

Dia Japones en el Maremagnum.

 

Rios de japoneses o tal vez mejor Asiaticos inundaban ayer los aledaños del Maremagnum. El dia era esplendido y por fín la luz de un dia de Junio en Barcelona lo inundaba todo. Paseamos por los mercadillos y a punto estuve de adquirir una Olympus PEN analogica(japonesa) con mas de 50 años a sus espaldas al modico precio de 60, 50 o 45 € para empezar una colección de camaras retro. Vimos tres y las tres funcionaban. Es curioso.

Todavia en aquella época de los 60’s del siglo pasado, la obsolescencia programada no inundaba los talleres de las multinacionales. Por cierto, despues de exactamente dos años de garantia, el reproductor de blu-ray LG HR550 (Corea del sur) me ha dejado de funcionar y no tengo ningunas ganas de arreglarlo.

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