Llegó un buen día que decidí investigar el tema de los cigarrillos electrónicos, por aquello de la salud y el bolsillo, total que me fui directo a la tienda y la vendedora me embelesó con las múltiples ventajas de los susodichos, que si la nicotina es vegetal, que si el ahorro es más que evidente y otras historias.
Al final me ví comprando el cigarrillo electrónico Puff QHIT. Como curiosidad tiene un micro usb, sí el mismo que los teléfonos móviles, para recargar la batería que lleva, y nada mas, aunque vete a saber con el tiempo igual se conecta al móvil y te informa de cuantos vapeos te quedan 🙂
El aparatito tiene varias partes, la batería que puede ser de distintas capacidades, la mía en concreto es de 650 mah, la boquilla y el contenedor del líquido.
Claro el líquido, que al final la chica me recomendó el Harvest, que es el líquido que lleva nicotina, por aquello de ir poco a poco dejando el vicio, y que es el mas parecido al tabaco que yo fumaba, Nobel.
Total que me ví comprando el chisme y que con tantos elementos en la ecuación la broma me salió por 42,80 €, los cuales doy por bien empleados siempre y cuando no aparezcan más consecuencias a los hechos que acontecieron a continuación y que paso a relatar.
Todo ufano yo y sin tener ningún plan en mente empecé a vapear y a no fumar de mi tabaco habitual. Pasaban las horas, y el liquidillo ese veía que disminuía, pasaban los días y me preguntaba cuando tendría que recargar la pila.
Y al tercer día empecé a toser, tosía por la mañana, tosía por la tarde, tosía a todas horas, pero cuando más tosía era por la noche, despertaba a la parienta, despertaba a la vecina, despertaba al gato y al chucho del vecino, pero yo seguía vapeando orgulloso.
Pasaron los días y seguía tosiendo, sin más, era pura rutina, era algo mas y habitual. El esputo era de un color verde metálico inenarrable que asustaría hasta al propio doctor House.
Y llegó el séptimo día, en condiciones de salud preocupantes, completamente agotado, sin aire y tirado total empecé a ver las orejas al lobo, y sin fuerzas de seguir dándole al aparatito dejé de vapear.
Han pasado ya cuatro semanas sin fumar ni vapear, de vez en cuando toso un poco poque supongo que el cuerpo no se recupera así como así, y también un poco para recordar aquella experiencia.