Ya nunca pensamos y así nos va.

Se han acabado los periodos de silencio, quien va andando no produce pensamientos caminados, va consumiendo algo que sale de su mp3 y le entra por los oídos, el que viaja en metro aprovecha el trayecto para hablar por teléfono o para responder un e-mail, y cualquier momento libre se rellena con la información ilimitada que produce la pantalla del teléfono o de la tableta. Nadie tiene paciencia ya para sentarse a oír un álbum de música completo, hay tiempo para oír una sola canción, que se vende en iTunes por separado; el disco entero nos roba el tiempo que podríamos aprovechar consumiendo otra cosa.

Lo mismo pasa con el cine, comprometerse durante dos horas eternas con una película parece excesivo, si se tienen las series de televisión que vienen dosificadas en cómodas cápsulas de 45 minutos, cápsulas asépticas como las de la máquina de Nespresso, que nos ahorran el tiempo que nos tomaría el lidiar con la cafetera manual, y el esfuerzo de enfrentarnos con la monserga del café molido. Y con los periódicos empieza a suceder lo mismo, ya no se lee el periódico, se leen dos o tres noticias extirpadas del corpus, troceadas en links, y para los libros cada vez hay más plataformas que ofrecen textos breves, que puedan leerse en la pantalla del teléfono en un trayecto de autobús. Todo el tiempo que se ahorra en no oír discos completos, ni ver películas largas, ni leer libros gruesos, ¿en qué se aplica?: en consumir más fragmentos: una partida de Angry Birds, una noticia extirpada del periódico, un paseo por el timeline de Twitter, etcétera.

Este nuevo mundo vertiginoso, este ir y venir permanentemente de un fragmento a otro, es el único que conocen los niños contemporáneos, que viven en tránsito del iPad a la Playstation y cuando logran escapar de ese bucle, sus padres, convencidos de que la hiperactividad del siglo XXI es una cosa positiva, y aterrorizados ante la posibilidad de que su hijo se aburra, lo llevan a un cursillo de karate, de tenis, a clases de natación, de inglés o chino, a cualquier actividad que impida que el niño esté sin hacer nada.

La hiperactividad de nuestro siglo es tan potente que ya el significado de la palabra ocio, que quería decir estar sin hacer nada, hoy significa tirarse en canoa por los rápidos de un río, ir a África de safari fotográfico, recorrer 10 kilómetros con la técnica del senderismo o ver, de una sentada, una temporada completa de Breaking Bad. Frente a este panorama de vértigo, ¿en dónde queda Montaigne, ese señor sentado en una silla, sin hacer nada más que reflexionar?

Tanta hiperactividad debería ser contrapesada con periodos de inactividad, de silencio, de concentración en una sola idea; porque de esos periodos de calma, de aburrimiento incluso, salen las grandes obras, detrás de cada poema, de cada sinfonía o novela, de cada lienzo, hay una persona que ha pasado largos periodos sin hacer nada. Lo mínimo que va a quedarnos de esta era proclive a los fragmentos, llena de niños sobre estimulados, que no tienen espacios para la reflexión y el silencio, es un mundo sin artistas.

 

Autor: Jordi Soler.

Extracto de: El pensamiento vagabundo. Publicado en El País.

Citas.

 

Vicenc-Navarro«Mire, si no hubiera desobediencia civil, los negros todavía se sentarían al final del autobús en Estados Unidos”

 

Vicenç Navarro López ( 1937 )

 

El hombre en el laberinto. Robert Silverbeg.

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Leí esta novela prestada hace muchos años y debo decir que me gustó mucho. Sobre todo la descripción del protagonista de la novela. Sin duda, el laberinto. Una ciudad abandonada hace eones, que se autoprotege con infinidad de trampas queel-hombre-en-el-laberinto convierten su exploración en un suicida ejercicio.

Un laberinto que te atrae y te mata. Un laberinto donde las pruebas a las que te deberás someter, conformarán tu destino mas incierto. Un camino repleto de los cadaveres de los que te precedieron en la busqueda de los secretos de la ciudad.

¿Que llevaría a alguien a un lugar asi? La metáfora se encierra en una trama que nos describe la soledad del alma del ser humano que ha tocado el cielo como Icaro y que ha caido a los infiernos de la desesperación. ¿Acaso no todos estamos en un laberinto rodeados de trampas que debemos sortear, atrapados por una realidad que nos moldea implacable?.

De nuevo he vuelto a releer esta novela, y me sigue pareciendo sobérbia. Ahora me ha parecido mas corta que la vez anterior. Pero esto ya me ha pasado con otros libros. Creo que todo ocurre mas rapido a mi edad. El tiempo se comprime y lo que en la juventud eran inmensidades de duración, ahora adolece de una sutil aceleración temporal.

Os recomiendo la novela, sin duda. Vereis que se parece a las obras clasicas de aquellos años, donde estas historias se publicaban por entregas en las revistas que dieron fama al genero de la ciencia ficción. Ahora supongo que solo la podreis encontrar en papel, en alguna libreria de viejo, en algun mercadillo o en algun lugar así.

Aunque, a poco que busqueis alternativamente, la hayareis sin ninguna complicación. Por muchos, entre los que me encuentro, es considerada un clasico imprescindible, de la mejor ciencia ficción de todos los tiempos.

Escena jabonosa en Barrio Gótico 2012.

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En las navidades de 2012 paseamos por el barrio gótico de Barcelona y allí vimos cosas extraodinarias. Otro dia os mostraré mas. En un oasis dentro de la tempestad que nos amenazaba en aquellos dias, pudimos ver y observar sin prisa, dandonos la oportunidad de apreciar la ciudad en todo su esplendor. Hoy os dejo con esta bucólica escena jabonosa en la plaza de al lado de la Catedral, donde alguien se sacaba unas monedas con unas pompas de jabon.

Me pregunto si pasarian el examen que los ayuntamientos de nuestras grandes ciudades someten a los artistas callejeros que nos ofrecen sus pintorescos shows en cualquier rincón. Ahora, para buscarse la vida, habrá que sacarse un carnet y por supuesto, pagar una mordida al ayuntamiento de rigor.

 

El Barça gana la Supercopa al Atlético de Madrid y sale con vida.

 

mou y simeone 2Me gusta que gane el Barça, pero todavía me gusta más cuando gana a equipos como el Atlético de Madrid de la Supercopa, equipos con el objetivo único de no dejar jugar, que se dedican al empujón, la patada y la marrullería.

El método “puerco” que invento Mourinho, que pese a entrenar equipos grandes como el Chelsea, el Inter o el Real Madrid hace que estos jueguen como equipos pequeños cuando juegan contra el Barça.

En este partido de vuelta de la Supercopa me parecía estar viendo los partidos contra el Real Madrid, un equipo dando leña y esperando un golpe de suerte para marcar, jugadores protestando todo al árbitro, Simeone como Mourinho dando la vara al 4º arbitro y gesticulando como un poseso, árbitros acomplejados, sin personalidad ni valor para sacar tarjetas desde que Mou los acuso por la expulsión de Pepe. La permisividad de los árbitros con los equipos que juegan contra el Barça es algo inexplicable y que merece ser investigado.

Sí, disfruto mucho cuando pese a todo el Barça gana a estas bandas.

 

Los Thunderbirds. Guardianes del Espacio.

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Hoy ha habido tiempo en la oficina para un par de frikadas y hablando de Optimus Prime, de los Transformers, los mas puretas del equipo nos hemos salido con una serie de marionetas que lo petaba, allá por los 70’s. La emitian en nuestras televisiones de tubo en riguroso blanco y negro. Los Thunderbirds, y eran geniales.

Unas marionetas sobre una patrulla que controlaba a los malosos con la ultima tecnologia aeroespacial y con recursos dignos de James Bond. Las historias eran subyugantes y con unos argumentos donde al final se imponían las explosiones y los efectos especiales, destruyendo todas las maquetas que se pusieran por delante y siempre evitando el desastre en el ultimo segundo.

«La carrera contra el tiempo» era uno de los temas reiterados en los Thunderbirds. La patrulla de Rescate Internacional, debía volar a la zona de peligro en sus naves siempre listas para la acción, desde su base oculta en una isla secreta en el Oceano Pacífico.  Desde un satelite tripulado, se controlaban las comunicaciones para cualquier situación que pudiese requerir sus talentos muy especiales y maquinaria.

Los cohetes y las naves que se usaban en la serie se convirtieron en los juguetes mas vendidos de varias navidades y hoy son apreciados objetos de colección. Aqui os pego el link de uno de estos frikis coleccionistas de las naves de la serie, Robert J. Sawyer, exitoso escritor infectado por el virus de la ciencia ficción desde su mas tierna infancia, gracias a las supermarionetas de Gerry y Sylvia Anderson para los Thunderbirds.