Som una nació. Nosaltres decidim.

Sucias camisas se acumulan en los sitios mas insospechados. Tal vez sería hora de descifrar los codigos del dispositivo llamado «lavadora» pero no tiene teclado, el reconocimiento de voz no le funciona y un campo de fuerza refractaria a hombres maduros la envuelve omnipresente.

Despues de una semana, ya no queda nada en la nevera ni en la despensa. Atrás quedaron las cenas a base de latas de mejillones, chipirones  o la siempre dulce mermelada de melocoton. Aun recuerdo con nostalgia los duros restos del jamon que fueron devorados hasta la uña.

Los platos desbordan el fregadero y despojos de todo tipo amenazan con cobrar vida de un momento a otro. La cama se ha convertido en una mortaja  y conserva la forma de mi cuerpo mas alla de lo que sería recomendable. Las bolsas de basura conforman una presencia escultorica permanente.

El lavabo tiene un aspecto dantesco donde las toallas sucias,  la pasta de dientes y el desorden generalizado campan a sus anchas. Hubo un antes y un despues. Ahora estamos en el despues. Aun así,  estoy seguro de que tengo una senyera en algun armario. Si…  Todavia estoy vivo y me voy a la mani.

El pulpo Paul acertó. Gloria al gran Cefalópodo.

fitobcnfito

Pulpo listo, pulpo bueno 😉

DonCorleone1095

Si se cumple el pronostico me compro un pulpo como animal de compañia!!

jfmasc

¿Tienen a ese pobre pulpo pasando hambre solo para predecir un partido de futbol?… denle comida y búsquenle una pulpa, es lo que es!!!!!  Libertad para Paul!!!!
Hasta aqui llegó el corrido de Alemania. Dicen que Paul es la encarnación de Nostradamus! ¿Que no se dan cuenta? la predicción de partidos sólo es el primer paso del plan malévolo de Paul para conquistar el mundo. Nos dirigimos hacia una dictadura Pulpiana!

El Banquero generoso.

Iba un banquero en su limusina cuando vio a dos hombres a la orilla de la carretera comiendo césped.

Preocupado, ordenó a su chófer detenerse y bajó a investigar.

Le preguntó a uno de ellos:

¿Por qué están comiéndose el césped?

– No tenemos dinero para comida. – dijo el pobre hombre – Por eso tenemos que comer césped.

– Bueno, entonces vengan a mi casa que yo los alimentaré – dijo el banquero.

– Gracias, pero tengo esposa y dos hijos conmigo. Están allí, debajo de aquél árbol.

– Que vengan también, – dijo nuevamente el banquero.

Volviéndose al otro pobre hombre le dijo:

– Usted también puede venir.

El hombre, con una voz lastimosa dijo:

– Pero, Señor, yo también tengo esposa y seis hijos conmigo!

– Pues que vengan también – respondió el banquero.

Entraron todos en el enorme y lujoso coche. Uno de los hombres miró al banquero y le dijo:

– Señor, es usted muy bueno. Muchas gracias por llevarnos a todos!!!

El banquero le contestó: -¡Hombre, no tenga vergüenza, soy muy feliz de hacerlo!.

Les va a encantar mi casa…. ¡El césped tiene como veinte centímetros de alto!

Moraleja:

Cuando creas que un banquero te está ayudando, piénsalo dos  veces.