Este inquietante palacio es uno de los mejores edificios de la ciudad, fue el baluarte del tribunal de castigo del Santo Oficio desde 1610 hasta 1811. En el muro lateral hay una pequeña ventana con una cruz encima. Los herejes eran denunciados aquí y el Santo Oficio instaba el proceso.
El propósito principal de la Inquisición era juzgar los delitos contra las creencias que defendía la Santa Iglesia, los delitos más perseguidos eran la magia, la brujería y la blasfemia.
En todos los procesos que se celebraron en esta ciudad nunca jamás encontraron a un acusado inocente, unas ochocientas personas fueron torturadas, condenadas y ejecutadas.
El Palacio de la Inquisición es actualmente un museo donde encontramos todo lo concerniente a los métodos de interrogación, juicios y suplicios aplicados por el Santo Oficio.
Los instrumentos de tortura son espantosos, un escalofrío me recorre el cuerpo al verlos y pensar que eran usados por personas contra personas, la explicación del Aplasta Cabezas es suficiente para hacernos una idea del dolor y sufrimiento que la Inquisición causó en nombre de Dios, de la Iglesia y de España.